Ileana Alfaro Rodríguez siempre ha trabajado con su esposo en el negocio familiar, que se dedica a instalar sobres de granito para cocina y baños.
Aunque "nunca en la vida" pensó en convertirse en artesana, hace aproximadamente cinco años sus horizontes empresariales se ampliaron cuando aprendió la técnica de vitrofusión para crear bisutería.
Todo surgió cuando su amiga colombiana Beatriz regresó a Costa Rica, después de haberse ido a Colombia, y la invitó a formar parte de su negocio de creación de artículos de vidrio.
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Ileana ayudó a su amiga a pagar el horno que había comprado en Colombia por medio de financiamiento y a traerlo al país.
Entre tanto, Beatriz le enseñó a trabajar con el vidrio.
Dos años después ─por ahí del 2015─ Beatriz decidió abandonar el negocio, pues sentía que no le generaba tantos ingresos y volvió a trabajar en una empresa en la que previamente había laborado.
Frente a este nuevo panorama, Ileana asumió el negocio junto a su madre Anabelle Rodríguez Morera y su cuñada Idalia Salas Sancho.
Desde entonces, las tres trabajan para levantar el emprendimiento, denominado Ekofusión.
Sus productos no solo incluyen aretes, dijes y anillos, también elaboran platos para servir bocadillos y botellas personalizadas que sirven de adorno.
Algunas botellas tienen plasmados paisajes y la naturaleza del país, pintadas por un artesano de Sarchí.
Otro nicho que han explotado es la inclusión de pensamientos, frases y hasta los escudos de los equipos de fútbol en las botellas.
Asimismo, los cortes de granito que sobran de la otra empresa los utilizan para crear adornos con pensamientos o reflexiones.
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Visión ecológica
Las botellas que emplean para hacer los adornos son reutilizadas, pues un bar se las regala o las recolectan de personas que no las necesitan.
Para elaborar la bisutería, usan vidrio de ventanas que la gente ya no utiliza y va a desechar. En caso de no conseguir, las adquieren en los negocios dedicados a vender ventanas.
La empresa, que opera en Heredia, ofrece sus productos principalmente en ferias y su meta es empezar a comercializarlos en tiendas de suvenires.
En marzo, la pyme fue reconocida por la incubadora Auge y por la Fundación Citi en el concurso Propulsa Microemprendimiento del Año. Ganó la categoría de comercio y recibió la suma de $5.000.
El dinero lo emplearon para pagar parte del préstamo que tienen con una fundación (tras adquirir un nuevo horno), para comprar una máquina para cortar vidrio y realizar otras mejoras en la empresa.