Antes de convertirse en un empresario del sector apícola, el guanacasteco Miguel Ángel Pérez Blanco, de 69 años, ejecutó diferentes trabajos.
Después de salir del colegio, se fue a Puerto Jiménez a trabajar con una empresa que sembraba arroz. Allí él era el encargado de las planillas.
Debido a que su tío ─socio de su padre─ se enfermó, regresó a Las Juntas de Abangares, de donde es originario.
Tras su retorno, empezó a ayudar a su papá Franklin en la tienda de ropa y zapatos que este tenía.
Posteriormente, decidió independizarse y fundó una zapatería.
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En una ocasión, recordó Miguel Ángel, conoció a un señor que tenía un apiario y le compró unas colmenas, por ahí de 1972.
Entusiasmado, arrendó un lote y optó por dedicarse a la crianza de abejas para producir miel. En sus inicios, le acompañó su hermano Orlando y su padre le apoyaba.
Uno de sus primeros clientes fue una empresa alemana que exportaba miel y café a Alemania.
Aunque hubo una buena relación con esta, al tiempo dejaron de comprarle y se perdió ese negocio.
Fue así como la pyme debió reinventarse y a finales de los 80 empezó a alquilarles sus colmenas a empresas agrícolas (dentro de ellas productoras de melón y sandía), de manera que las abejas daban el servicio de polinización de cultivos.
Las abejas polinizaban las flores de melón y de sandía y los negocios obtenían más frutos por planta.
Siempre seguían vendiendo la miel, pero como una actividad secundaria.
Gracias al alquiler de las colmenas, la empresa, conocida hoy como Api Center, pudo crecer y hasta llegaron a tener 25 empleados.
Sus hijos Eddy, Andrés, Franklin y Randall, así como su esposa Margarita Vega, colaboraban activamente en el negocio (aún lo hacen).
Franklin, quien actualmente es el director general de la pyme, recuerda que él y sus hermanos desempeñaban distintas tareas, desde barrer las bodegas, hasta construir marcos para los panales y luego trabajar directamente con las abejas.
“Desde pequeñitos conocemos el negocio, desde la parte más básica hasta la más complicada”, contó Franklin.
Después de más o menos 10 años de tener el negocio enfocado en el arrendamiento de las abejas, debido a problemas del sector agrícola, fue decayendo la demanda del servicio de polinización.
La empresa tuvo que retomar con más fuerza la producción de miel y convertirla de nuevo en su actividad principal.
Tuvieron que modificar el tipo de abeja que tenían y dedicarse ahora a producir miel.
De esta forma, se empezaron a introducir a diversos supermercados y a hoteles del país.
Su marca se llama Sweet Gold.
Los problemas no estuvieron lejos: el cambio de las condiciones climáticas afectó su funcionamiento.
Por ejemplo, empezó a llover en épocas en las que antes no había precipitaciones o se generaba mucho viento. La producción empezó a caer entre un 20% y 25% por año.
Fue así que la empresa, que cuenta con ocho empleados, se planteó la necesidad de innovar y de perfeccionar su producción y no competir tanto por precio, sino ofrecer un valor agregado.
Como en el mercado hay personas que dicen vender miel cuando en realidad se trata de jarabes y en las ferias las personas siempre consultan si la miel es pura, tomaron la determinación de demostrarlo.
Cada cierto tiempo su miel es analizada por el Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales (Cinat), afirmaron.
Mercado kosher
Hace como cinco años, uno de sus clientes (Dos Pinos) les requirió que su miel se certificara kosher, pues así lo necesitaba la cooperativa para algunos de sus productos.
Kosher significa que los alimentos cumplen con las exigencias dietéticas de la religión judía.
Los emprendedores indican que la certificación (denominada Star-K) implica que su miel es pura (no es un jarabe), que no está contaminada y que se cumplen con las condiciones de higiene en la producción.
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Franklin recordó que para obtenerla recibieron la visita de un rabino tecnólogo de alimentos proveniente de Estados Unidos, quien revisó aspectos de inocuidad.
A pesar de que al inicio esta certificación fue una exigencia de Dos Pinos, les abrió un nuevo nicho: los practicantes del judaísmo.
Hoy venden su miel en el Súper Kosher y, durante las celebraciones judías, representantes de esta comunidad los contactan para comprarles.
Miel con aceites esenciales y proyectos
Desde hace dos años, la empresa ha venido creando nuevos productos con aceites esenciales de las plantas, lo que le ha permitido ampliar su mercado.
Luego de que el hijo mayor de Franklin se enfermera de gripe, él se sentía impotente pues no se curaba.
Recurrió a la medicina natural e investigó sobre los aceites esenciales y la aromaterapia.
Surgió la idea de incorporar este tipo de opciones dentro de su negocio, por lo que venden miel con menta y eucalipto; miel con limón; con jengibre canela y limón; y con jengibre, canela y mandarina.
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Con el apoyo de la potenciadora de negocios rurales de la empresa Cemex, la pyme ingresará en aproximadamente dos meses a Auto Mercado, concretamente en las sedes El Coco y Tamarindo.
Además, espera introducirse igualmente a PriceSmart.
Otro de sus proyectos es lanzar en unos cuatro meses una línea de aderezos gourmet, dentro de ellos una alternativa de miel con tamarindo y chile picante.