La psicóloga Adriana García Velazco, de 44 años, siempre ha estado “obsesionada” con los aromas y con todo lo relacionado con la salud y el bienestar. Además, práctica triatlón, disciplina en la que tiene mucho contacto con la naturaleza.
En el 2012, por una reestructuración, la despidieron de la empresa en la que laboraba. Allí era gerenta en el área de recursos humanos, campo en el que está especializada.
Aunque encontró trabajo en una financiera, se desempeñaba en un área muy diferente a la que estaba acostumbrada.
LEA MÁS: Él convierte botellas de vidrio desechadas en llamativas lámparas, huertas y macetas
Tiempo después, como tenía una mayor flexibilidad en sus horarios, descubrió un pasatiempo ligado a su pasión por los aromas y comenzó a elaborar jabones hechos de ingredientes naturales, que hasta la fecha prepara de modo artesanal.
Se matriculó en diversos cursos e investigó mucho por Internet para crearlos de la mejor manera.
Su primer producto fue un jabón cuyo ingrediente principal es el aceite de oliva y se lo empezó a vender a familiares y amigos.
Aunque siguió buscando un trabajo que le permitiese volver a ejercer como encargada de recursos humanos de alguna compañía, este no aparecía.
Adriana no podía lamentarse por esa situación, sino que optó por aprovechar lo que tenía en ese momento.
En junio del 2014 tomó la decisión de lanzar su empresa Adriá Handmade Cosmetics.
Una vez que sus productos se fueron perfeccionando, incursionó en tiendas que venden cosméticos naturales y así pudo llegarle a más gente.
LEA MÁS: Educadora creó una marca de ropa para personas postradas en cama y adultos mayores
Como sus jabones fueron gustados, luego desarrolló otras líneas como cremas, jabones líquidos y exfoliantes de azúcar.
Algunos ingredientes que utiliza son chocolate, naranja, zacate de limón, aloe, miel, lavanda y menta, entre otros.
La emprendedora también creó una loción reparadora después del bronceado, hecha de aloe vera, un bloqueador solar de aceite de coco y labiales para protegerse del sol.
Actualmente, sus productos los vende a empleados de empresas en los que hay asociaciones solidaristas.
Por medio del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), pudo comercializar su marca en tiendas del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría y del Aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia.
Consciente de que el mundo es cada vez más tecnológico, la empresa a su vez cuenta con una tienda en línea en la que se pueden adquirir sus creaciones.
Pronto espera venderle a diferentes hoteles del país.
En su horizonte se encuentra no solo extender sus ventas en Costa Rica, sino salir del país y llegar hasta Europa.
El próximo mes, la psicóloga iniciará un curso en la Promotora del Comercio Exterior para explorar hacia qué mercados le conviene exportar y prepararse para ese importante reto.