Dos jóvenes lideran una empresa enfocada en vender huertas hidropónicas para los interesados en cosechar sus propios alimentos en su hogar, tales como hortalizas.
Tomate, lechuga, albahaca, chile dulce, perejil, manzanilla, col, apio, cebollino, espinaca, son algunas de las plantas que se pueden cultivar.
El negocio, denominado Cultura Hidropónica, ofrece huertas hechas de madera de diversos tamaños o personalizadas, de acuerdo con la necesidad.
Estas incluyen los almácigos de lo que se va a producir, así como los nutrientes que se deben incorporar para el crecimiento de las plantas.
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La hidroponía es un método de cultivo en el que no se emplea tierra, sino que se colocan los almácigos en sustratos ─en este caso, carbón previamente lavado─ y se le añaden nutrientes mezclados con agua.
El negocio es parte de los proyectos incubados en Auge, de la Universidad de Costa Rica.
En la incubadora de negocios, los emprendedores están desarrollando un prototipo de huerta automatizada, que emplea luz Led (que simula la luz del sol) para que el mantenimiento sea más simple.
Un curso que llevó a un negocio
Hace varios años, Darry Vindas, de 22 años, participó en un curso de hidroponía.
Le pareció interesante desarrollar huertas y gestar un emprendimiento ligado a ello.
El propósito es que las personas puedan cultivar alimentos frescos de forma sencilla.
Darry se lo contó a su amigo Cristian, quien inicialmente participó en el negocio.
Cristian contactó a su amigo Daniel Hidalgo, un estudiante de Administración de Empresas de la Universidad Estatal a Distancia, para que aportara ideas y se integrara a la empresa.
Hoy, Vindas e Hidalgo encabezan el proyecto.
Iniciaron vendiéndoles a sus conocidos y luego abrieron una página en Facebook a través de la cual obtuvieron nuevos clientes.
Dentro de sus productos se encuentra una huerta de tres escalones, en la que se pueden almacenar 16 plantas y tiene un costo de ¢55.000.
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El modelo “cascada” consiste en dos cajones grandes, para 12 plantas.
También hay otra opción para almacenar cinco plantas, que cuesta ¢20.000.
El precio incluye los almácigos y los nutrientes que se deben colocar.
A su vez, diseñan huertas según lo que requiera el cliente.
Hidalgo señaló que, como su nombre lo indica, buscan promover una cultura hidropónica en el país y que más personas experimenten los beneficios de esta técnica.
“Una huerta hidropónica sirve para espacios urbanos, donde no hay espacios verdes, para espacios comunitarios como las escuelas, comedores, asilos. No solo sirve de alimento, sino como terapia ocupacional”, concluyó Hidalgo, de 21 años.