David Bonilla tiene 17 años y está en décimo año en el Liceo Anastacio Alfaro, en Barrio Escalante.
Él vive en La Carpio, en La Uruca, y desde hace seis años –cuando todavía estaba en la escuela– empezó a participar en los programas del Sistema de Formación para la Inclusión Social (Sifais).
En aquel entonces participó en la orquesta impulsada por la Fundación Sifais en percusión, haciéndose cargo del redoblante y del bombo.
LEA MÁS: El cierre fiscal es en diciembre: prepárese desde ya y evite inconvenientes
Luego fue baterista en una banda que se formó ahí mismo.
David se alejó un año, pero una amiga le contó sobre un nueva iniciativa del Sifais llamada Academia Makers, aplicó en julio pasado y se incorporó hace tres semanas.
Su campo es el diseño y la modelación en 2D y 3D.
Ya había aprendido de modelación hace dos años, en el Sifais Lab, donde se origina la Academia Makers.
Ahora la idea es producir todo tipo de prototipos y productos, como botellas, lapiceros, llaveros y ensamblajes para cajas.
“Quiero seguir aprendiendo en diseño, modelación y animación, para anuncios e incluso para películas, para trabajar o para tener mi propia empresa”, dice David.
Al igual que David otros 16 jóvenes participan en la Academia Makers del Sifais Lab y otros 75 en las Zonas Actim, donde reciben capacitación y formación en tecnologías relacionadas con la cuarta revolución industrial, éste último impulsado en conjunto con Ultrapark Development Group.
La Academia Makers se enfoca en desarrollar las competencias durante un año, rotando y asumiendo diferentes roles para desarrollar su propio emprendimiento. A través de los talleres se confeccionan productos para la generación de ingresos.
“Nuestro principal objetivo es promover la inclusión social”, dijo Maris Stella Fernández, presidenta de la Fundación Sifais. “Seguimos capacitando jóvenes en empleabilidad y emprendedurismo”.
Diana Jirón, de 22 años, terminó secundaria en diciembre del 2019 en el IPEC de San José y estaba trabajando en la casa que comparte con su hijo y su pareja, Carlos Mendoza, quien trabaja en una empresa de condimentos y tiene 23 años.
En febrero pasado Diana llenó el formulario del Sifais, después que su hermana menor, Keisy, le comentara sobre el nuevo programa. Keisy participa en el programa de música del Sifais y se especializa en violín.
El 11 de abril anterior, Diana fue a una entrevista al Sifais y a la semana siguiente empezó el programa de la Academia Makers sobre cómo crear un negocio, elegir el producto.
Ella se concentró en un producto para lavado de mascotas llamado Lava Patitas. “La gente sale a pasear con su mascota y cuando regresa a su casa aplica todos los procedimientos de higiene, excepto a la mascota”, explica Diana.
Actualmente tiene un prototipo y está haciendo ajustes para tener el producto con un costo y un precio competitivo.
Diana ya piensa en un producto distinto al cual dedicarse: un mueble para productos personales de mujer, para lo cual espera aprovechar los cursos de diseño que recibe y las facilidades que le da el Sifais Lab para realizar los cortes y grabados que llevaría.
“Mi idea es tener mi propia empresa y tener ingresos para la casa”, reitera.
El proyecto de Christopher Martínez, de 21 años, es un sujetador de cubrebocas.
Él había estado hace siete años en el Sifais aprendiendo piano básico y solfeo (para entonar una canción pronunciando las notas y marcando el compás).
Lo dejo para terminar el colegio. Luego empezó a estudiar administración de empresas en Ulicori, al tiempo que trabajaba en un restaurante de comidas rápidas, donde empezó en tareas de misceláneo y pasó a ser cajero y atendiendo clientes.
A principios de año también aplicó para la Academia Makers y, luego de la entrevista en febrero o marzo, empezó el plan de estudio, que incluye el uso de máquinas como una cortadora láser para cortar piezas según el diseño de un producto, diseño y modelado.
La capacitación también incluye los programas informáticos de oficina como el procesador de texto y la hoja de cálculo y la creación de la empresa o startup basada en tecnología, con un negocio escalable.
En su caso la idea es, usando la impresión 3D, dedicarse a la fabricación aditiva de piezas dentales como puentes o repuestos de dientes en porcelana, resina y zirconio.
Actualmente, como los demás, participa en la creación de caretas para evitar contagios de COVID-19, visores para cascos y sujetadores para cubrebocas.
Keilyn Soriano cumple 20 años en dos semanas. Ella vive con la mamá, los hermanos, una cuñada y un sobrino. Son siete.
Hace ocho años ella estaba aprendiendo clarinete y cursos de judo (que todavía lleva) en el Sifais.
No tardó mucho en darse cuenta que lo suyo es la tecnología. Con la Fundación Omar Dengo aprendió programación 3D hace seis años; hace cuatro años estuvo en un curso de programación en Intel; y hace tres años en Véritas aprendiendo modelado 3D.
En la Academia Makers se inclinó por la fase final de la preparación de las piezas de los productos: pulido, sellado, lijado y pintura.
Su proyecto es encapsulado con resina epóxica, en el cual se forman piezas de madera en forma artística y cubre con la resina para protegerla del agua, la humedad, el sol y el polvo.
Ella se inclina por piezas como las mandalas, que son representaciones del cosmos semejantes a flores en la cultura hindú.
“Lleva mucho diseño”, explica Keilyn. “Hay 150 capas de diseño. Este es el principal trabajo y van por niveles”.
Para las piezas se hace el diseño y luego, en la máquina de corte, el ruter va realizando el surco (como una broca).
Se pueden hacer piezas del tamaño que se desee: desde adornos hasta cuadros, mesas, tablas de picar, vigas y respaldares de camas.
“Mi proyecto es hacer una empresa dedicada a esto. Voy a hacer el examen de admisión a la Universidad de Costa Rica para estudiar ingeniería mecánica. Seguiría con la empresa porque necesito la plata para estudiar”, dice Keilyn.