Maribel Zúniga y su esposo Víctor Salazar, fundadores de Productos Salazar Zúñiga (Sazú), empezaron a comercializar sus helados de yogur en ferias como una merienda saludable. De la noche a la mañana las ferias se cancelaron y los estudiantes fueron enviados a clases virtuales en marzo del 2020. La empresa quedó paralizada.
Poco a poco Marible y Víctor empezaron a repensar los productos, la marca y el negocio, con el apoyo de un ingeniero en tecnología de alimentos y de su propia hija, Nathalie, quien es arquitecta y diseñadora. La nueva imagen refleja la nueva etapa, con una oferta renovada de helados bajo el concepto de alimento funcional, dirigidos a quienes cuidan su apariencia y la salud, y la ampliación de los puntos de venta. Los planes no se detienen.
“Estamos viendo nuevas innovaciones y alternativas de alimentación”, reitera Maribel. “Nuestro objetivo es brindar un estilo de vida diferente”.
Marible trabajó 32 años en el Ministerio de Educación Pública (MEP) en las escuelas de Coronado y de Mercedes Sur de Heredia, así como en la Dirección Regional de Heredia. Empezó temprano, a sus 18 años y se pensionó a los 50, pero no quería quedarse inactiva. De hecho, en los centros educativos había visto que los estudiantes siempre consumían meriendas poco nutritivas.
La salud es una constante en las preocupaciones y las actividades de Maribel y Víctor. Él tenía una macrobiótica en San Francisco de Heredia, localidad donde todavía viven. Hace cinco años empezaron a crear un helado de yogur.
Lo que hacían era congelar el yogur. Se vendía bien, por lo que pensaron en cómo mejorarlo y fabricarlo. Compraron la maquinaria, incluyendo una pasteurizadora, y empezaron a producir un helado de yogur sin grasa, con probióticos.
El equipo lo trajeron de Brasil, pues era “ecológico”: no usa refrigerante y usa un aceite llamado glicol, el cual genera el alcohol de 90 grados y se enfría a menos de 30 grados. “Este aceite genera el congelamiento”, explica Maribel.
La inversión de ¢10 millones salió de la liquidación de Maribel cuando se pensionó y de la venta de la macrobiótica. Con eso tomaron impulso. Iban a las ferias: Transitarte, El Gustico, las organizadas por los bancos y otras de pymes realizadas por municipalidades de varios cantones. En los meses de más ventas contrataban hasta seis personas. Los meses de setiembre y octubre, cuando más llueve y no hay ferias, bajaban las ventas. Era el único contraste. Hasta que llegó el covid-19.
No había sitio donde vender el producto: ni ferias ni centros educativos, oficentros y restaurantes en los que habían logrado colocarlo. Fue un duro golpe. “Nos obligó a cerrar el negocio”, dice Maribel. “Tenía la sensación de que todo había terminado” La pandemia, empero, no doblegó ni el espíritu emprendedor ni la creatividad.
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Pasaron dos o tres meses y para junio de 2020, Maribel y Víctor empezaron a pensar qué hacer. Lo primero, contratar a un ingeniero en tecnología de alimentos (que ya les había ayudado en 2019 con el helado de yogur).
En medio del confinamiento, en mayo de 2020, Maribel escuchó en una charla virtual de la Universidad de Costa Rica (UCR) que hablaron de alimentos funcionales.
—¿Un helado puede ser un alimento funcional?, preguntó a la persona que daba la conferencia.
—¿Por qué no?— le respondió.
De acuerdo con la firma Euromonitor en todo el mundo se fortaleció, en los últimos años, la adopción de estilos de vida saludables, principalmente entre consumidores jóvenes, que incrementan la demanda de productos naturales, así como se fijan en la seguridad nutricional y que las empresas cumplan las regulaciones.
El mercado mundial de alimentos y bebidas en la categoría salud y bienestar alcanzaba los $718.000 millones en 2017, según esa misma firma, con un crecimiento promedio del 10% entre 2012 y 2017. El crecimiento no se detendría en los próximos años en mercados como Estados Unidos, que marcan la pauta, en categorías como snacks de frutas orgánicas y los chocolates orgánicos (10%), confitería orgánica (9%), y galletas sin gluten y helados sin leche (5%).
La respuesta de la especialista de la UCR fue aprovechada. “Mi cabeza empezó a volar”, dice Maribel. El ingeniero reestructuró la receta, indicando las cargas y los suplementos nutricionales para transformar el helado de yogur y crear un helado alimenticio. El trabajo duró cuatro meses.
El catálogo quedó listo con la serie de alimentos funcionales o meriendas nutritivas y saludables en forma de paleta de helado, fabricado artesanalmente, con “mucha magia y diversión”. Llevan yogur, proteína concentrada, fibra, probióticos, frutas orgánicas e ingredientes de alta calidad y orgánicos. No tienen azúcar ni grasa y son bajos en sodio y colesterol.
Para Maribel y Víctor la clave es que también sean divertidos, pues normalmente cuando se habla de alimentación saludable todo es aburrido. Las opciones de sabores van desde los frutos rojos, piña colada, coco, pitahaya con mango y pitahaya con guanábana. Está también el helado “ositos de gomitas”, que lleva colágeno hidrolizado. El de chocomenta se hace con cacao orgánico. Son diez sabores con un precio de ¢1.500, aunque varían según cada tienda donde se comercializan.
La segunda acción fue tener un empaque llamativo, el cual debía incluir la información nutricional y ser llamativo. “Qué se sintiera el deseo de comprarlo”, dice Maribel.
Con la ayuda de Nathalie se rediseñó el empaque y se realizó el trámite ante el Ministerio de Salud. Como ya tenían registrado el helado de yogur, lo que se hizo fue la modificación de ingredientes y de las tablas nutricionales.
En marzo 2021 empezaron la comercialización. Sazú está abriendo puntos cercanos al nicho de mercado de las personas que quieren cuidarse y quieren comer saludable, que tienen alguna situación de salud (diabetes, hipertensión, sobrepeso, problemas severos de nutrición) e incluso que llevan dieta de nutrición. Actualmente los helados se venden en puntos de Escazú, Moravia, Curridabat, Cartago, La Uruca, Heredia, Guadalupe, Alajuela y Zapote.
Maribel indica que los helados también se dirigen a personas que buscan productos innovadores, artesanales y ecológicos, tanto por la maquinaria que se utiliza como porque los desechos orgánicos se transforman en compost y abono orgánico que se regala a los clientes en los puntos de venta o en la fábrica, en San Francisco de Heredia.
La idea ahora es llegar a más puntos de venta. centros y clínicas de nutrición, gimnasios, y macrobióticas. En cada uno de ellos se coloca el congelador, venden el producto y obtienen su ganancia, además. “Y sus clientes pueden comer diferente, bien, saludable, con calidad, sin perder la magia y la diversión”, recalca Maribel.
La tranformación de la empresa no fue de la noche a la mañana. “Fue un proceso”, advierte Maribel.
Puntos Sazú |
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Sitios donde se puede comprar los helados: |
Biosalud 1 (Plaza del Sol, Curridabat) |
Biosalud 2 (Escazú) |
Biosalud 3 (Santa Ana) |
Mercado 83 (Multiplaza Escazú) |
Centro de Nutrición Mora Meza (Cartago centro) |
Pulpería orgánica 1 (Heredia centro) |
Pulpería Orgánica 2 (Escazú) |
Pulpería Orgánica 3 (Guadalupe) |
Mercadito Central Combai (Escazú) |
Macrobiótica Salud y Vida (Alajuela centro) |
Di Markit Mini Mercado (La Uruca) |
Pura Roca Gimnasio de Escalada (Zapote) |
Mercadito Avenida (Avenida Escazú) |
Mercadito Ruta 111 (Belén) |
Green Center Escazú |
Cachanos Market (Heredia centro) |
CAFS Vida Sana (Alajuela, La Ceiba) |
Planta Producción Sazú (Envíos) en San Francisco Heredia |
Fuente: Sazú |