Según el informe Edelman de 2017, la confianza ha disminuido significativamente en cuatro sectores: comercio, gobierno, ONG y medios, lo cual arrastra consecuencias negativas para estas áreas.
El colapso de la confianza se ha convertido en una amenaza sistémica. Esta crisis se ve acentuada por la falta de credibilidad en el liderazgo: solo el 37% de la población considera creíbles a los CEO y el 29% dice lo mismo sobre los funcionarios de gobierno.
Este año se registró la desaparición del Gobierno como fuerza para liderar el cambio: el 75% de países desconfía de sus gobiernos. En efecto, la desconfianza en los líderes daña la estatura moral de las instituciones.
Por primera vez, la confianza en las ONG ha caído casi al mismo nivel que la de los negocios. Incluso en los países de mayor PIB (EE. UU., China, Japón, Alemania y Reino Unido) la confianza en estas entidades cayó debajo de 50%.
Adicionalmente, los medios de comunicación hundieron su confianza a un nivel cercano al gobierno. El 82% de los países desconfía de ellos y solo en cinco países del mundo (Singapur, China, India, Indonesia y los Países Bajos) supera el 50%.
Según el informe, este incremento de la desconfianza tiene sus orígenes en la gran recesión de 2008. Para Edelman, la globalización y el cambio tecnológico están debilitando aún más este sentimiento porque creen que estos avances no han podido protegerlos de los efectos negativos de la poscrisis. A su vez, los beneficios del libre comercio promueven la desconfianza: mientras hay productos asequibles para el consumo masivo, mil millones de personas siguen en la pobreza.
En resumen, el barómetro indica que dos tercios de los países encuestados ahora son “desconfiados”. Esto quiere decir que menos del 50% de la población confía en que las principales instituciones harán lo correcto.
Aunque el balance no es favorable, aún hay tiempo de rectificar en este 2017.