No se quedaron con los brazos cruzados. Cuando las empresas adoptaron diversas medidas para enfrentar la situación causada por la pandemia del COVID-19 y las medidas de confinamiento, las personas que sufrieron despidos o a las que se les redujo la jornada laboral y el salario adoptaron diversas medidas.
Muchos recortaron gastos, otros encontraron un nuevo trabajo, algunos obtuvieron ayuda de familiares y amistades, pocos se endeudaron o se sostuvieron por sus ahorros, otros pocos no hicieron nada. Pero un buen grupo de ellos se puso manos a la obra.
Al menos cuatro de cada 10 personas empezaron a realizar trabajos ocasionales (como servicios de carpintería, fontanería, electricidad y limpieza, entre otros), se dedicaron al comercio informal o crearon un negocio, de acuerdo a los resultados de la Encuesta Nacional de Opinión Pública de la fima CID Gallup.
“Las personas se plantearon poner un negocio, a pesar que no están viendo el rumbo correcto, el alto costo de la vida y disminuyeron las perspectivas de compra de bienes durables”, dijo Cristina Rodríguez, directora de proyectos de CID Gallup.
Se trata del primer estudio que la firma realiza cada año. En este caso se entrevistó a 1.202 personas, entre 6 y 20 de enero de 2021, en una muestra aleatoria y representativa de mayores de 18 años con teléfono celular y residentes en Costa Rica. El margen de error es de ±2,78 puntos y un nivel de confianza de 95%-.
Misión: sobrevivir
El estudio encontró que el 26% de las personas perdieron el empleo, a 32% le bajaron el salario e incluso 22% tuvo que cerrar el negocio.
Quienes más sufrieron las situaciones fueron personas entre 25 y 39 años y con primaria o secundaria apenas.
Para mitigar la situación el 34% hizo trabajos ocasionales, pusieron un negocio o se dedicaron al comercio informal.
De quienes iniciaron un emprendimiento, la mayoría fue en alimentos y producción o venta de ropa. En este último caso, es probable que al inicio del confinamiento —cuando también estaban cerrados los negocios y las fronteras— se dedicaran a producir ropa; posteriormente habrían pasado a vender ropa de segunda mano.
Entre quienes se dedicaron a trabajos ocasionales se incluirían tanto personas que contaban con preparación y certificación técnica como quienes tenían habilidades para algún oficio o incluso en áreas donde no tenían experiencia.
“Las personas se pusieron creativas”, dijo Rodríguez. “Así es como se sale de un momento de necesidad o de crisis”.
Perspectivas para negocios
Desde 2011 la percepción de la población sobre la situación del país no es optimista, decayó más en los últimos años y, tras una opinión favorable de la gestión gubernamental de la pandemia en mayo de 2020, volvió a empeorar en los meses siguientes.
La mayoría piensa que el rumbo del país es peor (66%) y que su situación familiar también es peor (52%) en relación al año pasado, opinión que empeora dependiendo de la situación del entrevistado.
La mayoría de las personas indican que no comprarían bienes durables ni se endeudarían y sus principales preocupaciones se concentran en la corrupción y el desempleo, mientras que las opiniones se dividen en forma similar sobre las perspectivas de la situación familiar para este año 2020.
Ese es un panorama que deben tener en cuenta tanto quienes mantuvieron sus empresas durante la crisis como quienes iniciaron alguna actividad propia para generar ingresos (trabajos ocasionales, pusieron un negocio o se dedicaron a la informalidad).
Rodríguez resaltó que las empresas mostraron capacidad para adaptarse a la situación y al cambio abrupto que planteó la crisis y el confinamiento, reinventándose ante los cambios de prioridades, comportamientos y hábitos de los consumidores, y habilitando canales digitales.
A nivel global y local se coincide en la necesidad de profundizar los cambios adoptados, especialmente la digitalización, y mantener la seguridad (las medidas de higiene: desinfección constante, mascarillas, distanciamiento).
Un informe de la firma McKinsey establece que, aparte de las compras en línea, los consumidores a nivel global están más sensibilizados con el cuido de la salud y el ambiente, enfocándose en estilos de vida y productos más saludables, así como en servicios, productos y empresas que apuestan a la sustentabilidad.
“No es bien percibido que el negocio no se cuide. La gente no tiene problemas en mezclarse con amigos cercanos o familiares de su burbuja, pero sí reacciona en el caso de desconocidos”, advirtió Rodríguez.
A la par de una mayor conciencia en la necesidad de cuidar la salud, se deben tomar en cuenta los cambios de hábitos para definir la estrategia de los negocios: correcta segmentación, definir cómo llegarle a nuevos clientes y claridad de sus necesidades, requerimientos y gustos.
“La clave es lograr la fidelidad del cliente”, dijo Rodríguez. “Si al negocio o actividad iniciada le va bien, es probable que continúe incluso si surge una oportunidad de empleo”.