La innovación puede generar nuevos emprendimientos, modelos de negocios, mercados y, en el caso de los negocios existentes, la metamorfosis que lleve a su modernización para conquistar nuevos mercados.
"Implica dar valor agregado a los productos o servicios, transformar las cadenas de producción, modificar los procesos de las instituciones u organizaciones. Cada una de esas transformaciones redefine a la empresa, pero genera también una modificación en el entorno", subrayó Luis Álvarez, director ejecutivo del Centro Iberoamericano de Emprendimiento e Innovación (CIEmprender) y exviceministro de Economía.
De acuerdo con el Manual para la Gestión de la Innovación, elaborado por el Centro Internacional de Política Económica de la Universidad Nacional (UNA), innovar permite disminuir costos de producción, mejorar la organización del trabajo, así como la comercialización de bienes y servicios.
Aunque está muy ligada a la tecnología, es importante aclarar que abarca otros aspectos.
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La innovación no es un término que se centre únicamente en cambios tecnológicos.
Por el contrario puede abarcar cambios en múltiples aspectos, tanto en lo que se quiera ofrecer hasta de la forma en cómo producir. También, en cómo organizar el trabajo a lo interno de las empresas.
La innovación puede ser incremental, cuando se llevan a cabo pequeños cambios y mejoras continuas que ayudan a ser más eficiente. O bien, puede ser radical, si se introducen variaciones completamente diferentes a las que ya existen.
Marianela Cortés, directora de la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (Proinnova) de la Universidad de Costa Rica, hizo hincapié en que la innovación es un proceso colaborativo, que requiere de alianzas estratégicas incluso con aparentes competidores.