La crisis obligó a muchas empresas a cerrar completamente y a otras a reducir su operación, pero en cualquiera de los dos casos es necesario que el negocio aplique varias acciones para el reinicio.
Según la firma McKinsey son ocho las acciones que un emprendedor o un gerente de una empresa deben implementar:
1. Tenga un mapa de relanzamiento
Defina un marco sólido para la acción en un entorno altamente volátil con un mapa de relanzamiento detallado (segmento por segmento, cliente por cliente y producto por producto) para definir oportunidades.
El mapa guiará los esfuerzos y ayudará a determinar un cronograma, reevaluar las inversiones, tener un escenario de reapertura y escenarios alternativos.
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Al revisar sus proyecciones, considere los horarios de reapertura de las autoridades, segmente a los clientes y tome en cuenta el impacto de la crisis en el poder adquisitivo de los hogares y en su confianza en el futuro económico.
Las empresas deberán tener en cuenta los protocolos de salud y seguridad de los clientes, pues el virus seguirá ahí.
2. Brinde garantías de seguridad
Al salir de la emergencia, los clientes estarán más atentos a la salud y aumentarán sus demandas de seguridad.
Las empresas deberán proporcionar productos y servicios que cumplan con las condiciones más rigurosas de salud y seguridad, y poder mostrarlos o explicarlos a los clientes.
Se podrían considerar dos vías de acción:
Definir condiciones para una experiencia segura para los clientes.
Comunicar de manera proactiva las medidas implementadas que pueden no ser visibles para los clientes en las oficinas administrativas, la producción o los sitios de almacenamiento.
3. La salud de los empleados, primero
Muchos empleados están ansiosos por volver al trabajo, pero a muchos también les preocupa poder hacerlo de manera segura.
Las empresas deberán tranquilizar a los empleados sobre la seguridad y encontrar formas de motivarlos en un mundo posterior al cierre.
Se necesitarán tres acciones simultáneas:
Garantizar la seguridad de los empleados en el lugar de trabajo. La máxima prioridad será controlar estrictamente el acceso al lugar de trabajo, de conformidad con las normativas nacionales.
Extender las medidas de protección a los empleados fuera de la oficina.
Removilizar a los empleados. Los empleados plantearán preguntas sobre hasta qué punto las nuevas formas de trabajo adoptadas durante el cierre se convertirán en la “nueva normalidad”.
4. Reviva la demanda
Un imperativo para las empresas será revivir su base de clientes.
Luego tendrán que estimular la demanda, evitando cualquier riesgo de distorsionar los modelos de precios o, peor aún, alimentar una espiral deflacionaria.
Más que nunca, será importante ganar en varios frentes:
Las empresas deberán estar listas para reasignar rápidamente los gastos de exploración y comercialización. Cada inversión comercial o promoción debe sopesarse.
Ayude a los clientes. Para asegurar las ventas, se debe proporcionar asistencia pragmática a los clientes y proveedores en dificultades financieras proporcionándoles facilidades de pago o extensiones de plazos de una manera altamente específica.
Optimice la mezcla de marketing. Los departamentos de marketing deben asegurarse de que la oferta esté en línea para alentar a los clientes a interactuar a través de canales digitales.
5. Velocidad adecuada
El reinicio óptimo de las operaciones requiere volver al mercado a la velocidad deseada para satisfacer la demanda acumulada durante el bloqueo, pero sin ir más rápido que el ritmo de recuperación.
Se debe consolidar la posición competitiva de su empresa para evitar que sus clientes cambien de proveedor o de marca.
Asegure la cadena de suministro en adquisiciones estratégicas (por ejemplo, reservando la capacidad del camión hasta que la carga vuelva a la normalidad), así como para los procesos operativos que son críticos para garantizar la recuperación.
Fortalezca la capacidad de la empresa para anticipar y satisfacer la demanda. Esto incluye evitar generar nuevas existencias de productos terminados para los cuales los clientes pueden ser pocos y distantes.
Establezca una recuperación por fases. Esta secuencia se basa en cuatro criterios principales: las medidas sanitarias, el estado de la demanda, la capacidad del sitio en términos de volúmenes de producción, la disponibilidad de mano de obra y equipo de protección, y la solidez de las finanzas y operaciones de los subcontratistas.
Tranquilice a todos sobre la confiabilidad operativa. La mejor opción en tiempos de incertidumbre es hacer que las operaciones sean más flexibles.
6. Cambie al modo de reinicio
Desde el inicio de la emergencia, hubo que correr para tener capacidad tecnológica de comunicarse con colaboradores, proveedores y clientes, lo que aumentó la importancia de lo digital.
En el frente tecnológico, se deben lanzar tres acciones prioritarias para garantizar un reinicio exitoso:
Acelere la transformación digital para satisfacer las nuevas necesidades de clientes y empleados.
Mejore la toma de decisiones basada en datos y la disponibilidad de datos.
Rediseñe la cartera de proyectos y gastos en tecnología.
7. Dirija el reinicio con cuidado
La doble prioridad en esta área será la siguiente:
Aumente la velocidad de toma de decisiones. Un reinicio exitoso requerirá abordar una gran cantidad de problemas interdependientes simultáneamente.
Proporcione ímpetu a través del uso óptimo del capital de trabajo. La gestión del capital de trabajo requiere una atención especial para garantizar que los flujos de efectivo sean suficientes.
Gestine de cerca el balance general, revisando los contratos de crédito o deuda existentes (y posiblemente renegociándolos) y evaluando la conveniencia de hacer un mayor uso de financiación a plazo (en forma de bonos o capital) para compensar la carga de las pérdidas a corto plazo.
8. Mantenga la creación de valor
Muchas empresas con la capacidad de continuar, al menos parcialmente durante los períodos de confinamiento, tuvieron que diseñar y adoptar un modelo operativo radicalmente nuevo “bajo tensión” en unos pocos días.
Algunos han logrado pivotar una gran parte de sus actividades.
En muchas situaciones, la crisis ha sido una oportunidad para fortalecer las relaciones con los clientes y proveedores.
Determine cuál de los desarrollos impuestos por las circunstancias generó valor, financieramente, operacionalmente y para su gente; y cuáles podrían reinvertirse y contribuir a enriquecer el negocio a largo plazo.
Vale la pena hacer un inventario riguroso e integrar los nuevos logros en los nuevos estándares operativos posteriores a la crisis, en un proceso de mejora continua.