Las empresas de la región confirman la experiencia de estar apoyándose en el comercio electrónico y hay algunos sectores que están tomando ventaja de la situación de emergencia por el coronavirus.
América Latina contabiliza el 2,6% de los casos confirmados, según los datos al pasado 5 de abril de la Johns Hopkins University.
En la región, sin embargo, casi el 90% de los negocios indica algún grado de afectación, según la firma DNA Capital Human, citada por eMarketer, una firma que provee información de mercados de consumo.
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Siete de cada 10 negocios dice que el efecto en su operación es grave y apenas uno de cada 10 afirma que la pandemia no le ha afectado.
Las reacciones van desde adopción medidas higiénicas y cierres por las restricciones de movilidad de la población hasta aprovechar la coyuntura en algunos segmentos.
El 81% de las empresas adoptó medidas higiénicas de prevención, que van desde recomendar a su personal evitar el contacto físico, el uso del alcohol en gel, desinfectar superficies hasta la cancelación de viajes, implementar protocolos de trabajo y mascarillas.
Donde más se están experimentando transformaciones es en comercio electrónico, especialmente las compañías que ofrecen plataformas para tiendas en línea y aquellas que ya tenían su sitio web de ventas en Internet.
Uno de los cambios es que los consumidores que ya compraban en Internet dejaron de hacerlo en sitios web de China.
Buena parte de este cambio se debe a los cierres de fronteras y la suspensión del transporte aéreo, así como a los problemas de logística que enfrentaron en meses anteriores las empresas chinas para enviar mercadería a otras partes del mundo.
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Ahora los compradores se vuelcan a las plataformas locales, tanto marketplace (centros comerciales virtuales) como a tiendas en línea.
Los usuarios de Internet entre 18 y 65 años de edad se han volcado a las compras en línea, según un reporte de Kantar para Argentina, cambiando sus hábitos.
Los consumidores, dadas las circunstancias, realizan compras y transacciones financieras en línea, utilizan aplicaciones de videollamadas para trabajo y educación remota, y aprovechan las plataformas de streaming y televisión para entretenimiento.
Cuando pase la emergencia, por supuesto que los consumidores volverán a eventos, cines, viajes y restaurantes, entre otros.
Lo que queda por ver es cuánto mantendrán de los nuevos hábitos digitales. Se espera que las facilidades aprendidas de la comunicación y las compras en Internet se mantengan en aquellos segmentos que no las habían adoptado.
“Los hábitos de consumo tienden a cambiar en el tiempo, pero el COVID-19 fuerza a los consumidores a reconfigurar sus vidas, sus hábitos y sus gastos a una velocidad y a una escala nunva vistas”, afirmó Scott McKenzie, líder de inteligencia de mercados de la firma Nielsen.
Entre los sectores “favorecidos” en las compras en línea, de acuerdo a eMarketer, se encuentran productos de limpieza e higiene personal en línea.
Le siguen los cosméticos y los perfumes, los accesorios para automóviles y motocicletas, los alimentos y bebidas, y los materiales y herramientas de construcción.
Otros productos con buenos resultados han sido ropa deportiva y accesorios para ejercicios en casa, productos de decoración, productos para menores de edad y artículos de oficina.
Las compras de este tipo de productos crecieron en el marzo del 2020 un 75% comparado al mismo mes del 2019.
Tenga en cuenta también lo que están haciendo los consumidores en sus casas y cómo esto modifica las interacciones con las marcas.
Nielsen señala que el interés de los consumidores se enfoca en diferentes tipos de productos, según sus características.
Los consumidores proactivos se interesan más por los productos de salud y alimentación sana, mientras que los reactivos priorizan en los productos esenciales ante la emergencia.
Están también los que se preparan, que incrementan sus compras en línea, a diverencia de los que son más temerosos y realizan compras y opercaciones limitadas en Internet.
Por último, Nielsen identifica a los que siguen con normalidad, que mantienen alguna cautela y usan el comercio en línea solamente cuando perciben que el peligro de contagio no está lejos de ellos.