Desde muy pequeña, Eugenia Rodríguez Corrales era testigo de la energía de su padre, Bernal Rodríguez, para trabajar en la creación de productos biodegradables.
Bernal utilizaba su propio hogar como “laboratorio” para probar la efectividad de sus creaciones. Por eso no era de extrañar que en la casa apareciera una mancha o hasta un hueco en la cocina debido a sus ensayos.
Él tenía la experiencia de haber trabajado en la industria química, por lo que junto a su esposa, Ana Eugenia Corrales, quien es ingeniera industrial, fundó la empresa Exenos Costa Rica. El nombre Exenos proviene de “hexenos”, que es una cadena molecular.
En sus inicios, la empresa se dedicaba a vender materias primas en la industria química. Pero, Bernal Rodríguez tenía sueños propios: crear un detergente líquido y un producto para alejar moscas, que fueran biodegradables.
No obstante, llegó un momento en que todas esas buenas ideas no estaban dando resultados.
“Empiezan a formular y a formular, a inventar y a inventar, pero llega un punto en que la empresa casi quiebra. Teníamos muchos productos, la competencia estaba super fuerte y mis papás no tenían muy claro cómo estructurar canales de venta, cómo hacer un plan de mercadeo”, rememoró la joven de 24 años.
Ella recuerda que en ese entonces todavía estaba en el colegio y esa experiencia la “marcó”.
“Ver que la empresa de la familia -que tanto había costado, que nos había pagado la escuela, el colegio y todo a nosotros- estuviera en esa situación, ver que no se podían hacer muchas cosas que se hacían antes, fueron momentos difíciles hace como 10 años”, narró.
Según Eugenia, sus padres no se dejaron caer y salieron de ese difícil período, lo cual ella utiliza hoy como inspiración cuando atraviesa situaciones ad versas .
Actualmente, la empresa exporta sus productos a Curazao, República Dominicana, Centroamérica y México.
Fuera Moscas
Y la inspiración familiar también es la fuente para la generación de nuevos y exitosos productos, como Fuera Moscas, uno de los artículos estrella de esta empresa y el cual nació a raíz de las alergias de la misma Eugenia y de su mamá.
Según la joven, cuando su papá aplicaba insecticidas para alejar las moscas, estos la hacían estornudar mucho y no podía dormir bien. Entonces, Bernal empezó a realizar pruebas con sustancias naturales para tratar de alejar a las moscas sin tener que aplicar químicos.
Duró cinco años y en el año 2006 quedó listo para salir al mercado. El producto fue bautizado como Fuera Moscas por su mamá y está hecho con base en aceites esenciales orgánicos; tiene mentol, clavo de olor y laurel; se aplica en superficies como mesas para alejar a estos insectos.
El siguiente reto era convencer a los compradores. Cuando Bernal ofrecía el producto, algunos de sus amigos y conocidos no le creían que pudiese funcionar.
“A mi papá le decían: ‘¿quién va a querer repelente contra moscas?’ Y se lo echaban encima, le decían que era un productillo”, recuerda la joven.
Pero el producto empezó a demostrar sus resultados. Eugenia explicó que al aplicarse el producto –el cual no tiene olor, ni ningún químico- hace que la mosca se sienta incómoda en ese ambiente y la hace alejarse.
El producto no mata a la mosca, pues esa no es la idea, ya que las moscas sirven como agente polinizador, explicó Rodríguez, quien ha tomado cursos para estudiar cómo son y cómo actúan estos insectos.
Dejarlo todo por un sueño
Para que una empresa funcione y tenga éxito hay que dedicarse en cuerpo y alma. Por eso, hace alrededor de tres años, Eugenia Rodríguez renunció a su trabajo en el área de mercadeo de Grupo Simán para dedicarse a esa misma labor, pero en Exenos.
La relacionista pública contó que su jefe no la quería dejar ir, por lo que siguió trabajando medio tiempo. Pero, luego decidió dejar el puesto completamente para concentrarse únicamente en el negocio familiar y en un producto específico, al que considera su hijo: Fuera Moscas.
“Cuando dije que iba a renunciar y que me dieran la oportunidad de meter el producto en supermercados, mi mamá dijo: ‘No, Dios guarde, no da la plata para que alguien más trabaje en la empresa’", recuerda Eugenia.
Al final, su mamá, Ana Eugenia Corrales aceptó, con la condición de que llevara un curso de exportadores en la Promotora de Comercio Exterior (Procomer). La joven llevó el curso y propuso cambios como crear el sitio web, abrir una página de Facebook e invertir en mejoras en la presentación del producto.
Al principio, su padre se mostró escéptico, pues temía que la joven “dejara todo botado”. Sin embargo, tres años después, él mismo reconoce su esfuerzo y más bien dice que Eugenia es como “un motorcito”.
Gracias al trabajo de la joven y de sus padres, el producto ya está en la mayoría de supermercados del país y fuera de nuestras fronteras, incluso en un país como Curazao. Ahí se introdujo tras participar en una reunión en Colombia para buscar proveedores de empaque.
En esa reunión conoció a un empresario de Curazao, le contó sobre el producto y, sin siquiera probarlo y con solo ver el sitio web y los buenos comentarios de la gente, decidió introducirlo en sus hoteles y restaurantes.
Retos
No ha sido fácil. Uno de los retos que ha tenido que enfrentar la empresa es la tramitología que existe en el país. Según Eugenia Rodríguez, duraron dos años para ingresar el producto en Centroamérica, debido a diversos trámites que tardaron más de lo previsto.
“Muchas veces hay mucha tramitología y cosas que enferman al sistema. Ahí uno dice: hay que seguir, no hay que echar para atrás”, afirma.
Una de las metas de la empresa es introducirse, en un futuro, en el mercado europeo y estadounidense.
Mientras no está trabajando, ella practica pilates, cocina postres y pinta. Al realizar esas actividades le surgen ideas para el negocio, dice.
Sin embargo, la experiencia y las ideas generadas no son solo para la empresa. Eugenia afirma que le gusta apoyar a otros emprendedores que están empezando.
Además, ella sigue aprendiendo para descubrir nuevas formas de hacer las cosas. Ahora está cursando una especialidad en Neuromarketing en el Instituto Tecnológico de Costa Rica y dice que ya está aplicando lo que le enseñan en la universidad para comercializar de mejor manera Fuera Moscas.
Así que, no es de extrañar que en el futuro aparezca un “fuera hormigas” o “fuera mosquitos”. Y ya que sus clientes están pidiendo esos productos, quieren complacerlos, aunque primero deben investigar mucho y desarrollar las fórmulas.
Eugenia Rodríguez aconsejó a los emprendedores no darse por vencidos, ni perder el enfoque.
“Uno como emprendedor quiere hacer mil cosas al mismo tiempo y muchas veces no salen. Es por eso que siento que muchas empresas quiebran en el primer año. Muchas veces a uno le dicen un mes (para realizar un trámite) y son tres meses, seis meses o un año. Siempre hay que agarrar fuerzas, usar buenas prácticas, tener contactos y no tener miedo de preguntar si no se sabe algo”, recomendó la joven.