Adrián Mena se graduó de Enseñanza del Inglés en la Universidad de Costa Rica (UCR) hace aproximadamente dos años y cuando se acercó al mercado laboral para conseguir empleo como profesor recibió muchos “no” como respuesta.
“¿Cómo va a hacer para escribir en la pizarra?”, “¿Cómo va a controlar que los muchachos no copien o que no usen el celular?”, “¿Ese currículum realmente es suyo?”, le cuestionaron algunos de sus entrevistadores.
¿A qué se debían estos rechazos? A los prejuicios y estereotipos que a veces existen sobre las personas con discapacidad y a la poca apertura que hay para contratar a esta población.
Mena, originario de Pérez Zeledón, empezó a tener problemas con su visión a los nueve años y la perdió totalmente a los 12 años, a raíz del glaucoma que fue deteriorando poco a poco su vista.
Ante la falta de oportunidades laborales, Adrián decidió crear su propio emprendimiento junto a su novia y compañera de negocios, Andrea Valerio, quien estudió Enseñanza Especial y tiene baja visión.
El nacimiento de Talk
Juntos idearon Talk, una startup dedicada a la enseñanza del inglés de manera virtual.
En sus orígenes el negocio impartía este idioma en línea (a través de Skype), pero de una forma un tanto tradicional.
Gracias a su ingreso en el 2014 a la incubadora de la UCR, AUGE, varió su forma de operar, pues se dieron cuenta que ya había muchos negocios consolidados que hacían lo mismo.
Decidieron enfocarse en prácticas 100% conversacionales, que se realizan también por Skype.
“Las personas a veces no hablan inglés porque en las clases tradicionales hay mucha gente y les da vergüenza. En algunos casos, por más que lleven 12 niveles salen y no hablan inglés”, lamentó el joven de 27 años, quien es el director ejecutivo de la empresa.
Otra de las características de este emprendimiento social es que quienes fungen como profesores (se les llama facilitadores) tienen como lengua materna el inglés y, además, son exclusivamente personas con discapacidad.
Precisamente, este enfoque social del proyecto que le otorga oportunidades a una población discriminada generó que Mena fuera galardonado este año con el Premio Yo Creo, que entrega la Universidad Latina.
En el caso de los estudiantes, estos pueden ser personas con o sin discapacidad y se ofrecen tres niveles que van desde conversaciones básicas a más elevadas, que incluyen debates para quienes manejan mejor el inglés.
Hay varios paquetes: el regular que es de 4 horas al mes y con un costo de $55 mensuales; el semi intensivo, que es de 8 horas al mes y tiene un costo de $106; y el intensivo que son 12 horas al mes y cuyo precio es de $156 mensuales.
Nuevas modalidades y pago electrónico
Hoy la empresa cuenta con cuatro facilitadores originarios de Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda. Todos son personas ciegas y uno de ellos es usuario de una silla de ruedas.
Los contactaron a través de fundaciones que trabajan con personas con discapacidad en cada uno de los países.
En la empresa también laboran Geovany Alpízar, encargado de mercadeo y diseño, y Danny Vargas, quien se encarga del área de tecnología. Ambos son personas sin discapacidad.
En una segunda etapa, Talk piensa contratar a personas con discapacidad que hablen español como idioma nativo y que lo practiquen con usuarios que estén aprendiendo español de países de Europa, Estados Unidos y otras naciones.
A largo plazo, esperan replicar el modelo de negocios en otros idiomas como portugués, mandarín y otros.
Otro de sus proyectos es que se puedan realizar pagos por medio de tarjeta y con el sistema de pagos en línea PayPal para extender sus horizontes y darles mayores facilidades a sus alumnos.
Se espera que a finales de este mes e inicios de noviembre estén habilitados estos mecanismos de pago.