Andrea Velasco González solía preparar helados para su hijo Santiago todo el tiempo. Le hacía de nutella con banano, de coco, de frutas mixtas y a él le encantaban. Ahora los vende en sodas y supermercados.
Los helados los elaboraba de forma artesanal, con frutas naturales y sin usar preservantes, ni químicos.
Al tener un buen sabor y ser gustados por sus conocidos, en el 2013 le sugirieron montar su propio negocio y venderlos.
Velasco lo analizó por unos días y, aunque tenía poco tiempo pues la mayor parte de él lo destinaba a cuidar a su hijo, se inclinó por fundar su empresa y preparar una amplia cantidad de helados.
Compró un congelador, mandó a hacer etiquetas y llamó a su empresa Frusty Helados Artesanales.
Anteriormente, Andrea le vendía uniformes a colegios de Guachipelín de Escazú, por lo que las sodas de estos mismos centros educativos se convirtieron en sus primeros clientes.
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Crecimiento
El producto obtuvo excelente aceptación y, de un pronto a otro, Andrea se halló preparando sola alrededor de 2.500 helados al mes.
Eran muchos para ella, pues se trata de un proceso artesanal.
Aún así se las arreglaba para hacer las entregas, ahora incluso a minisúper y supermercados de Santa Ana y Escazú.
Para cumplir con la producción, trabajaba todos los días de 5 a.m. a 11 p.m.
Todo eso la llevó a comprar más congeladores.
En el 2014, Andrea quedó embarazada y también se vio afectada por una rinitis crónica, dado que al preparar los helados se enfrentaba a cambios bruscos de temperatura.
Esta situación la obligó a suspender la operación de su empresa y generó que perdiera los clientes que había cosechado.
Todo mejoró cuando, ese mismo año, su mamá Gloria González renunció a su empleo como administradora de una boutique, se vino desde Bogotá (Colombia) hasta Costa Rica y decidió instalarse en el país para ayudar a Andrea con su negocio.
Juntas empezaron a retomar los clientes que habían perdido. Luego surgió la oportunidad de irse a vivir a San Ramón de Alajuela.
Y sobraron las dificultades.
Se empezó a complicar el transporte de los helados hasta San José y las autoridades del Ministerio de Salud les hicieron ver que debían cumplir con todos los permisos si querían seguir vendiendo su producto.
Esta situación hizo que Andrea hiciera un alto y decidiera formalizar su negocio.
Se inscribió como sociedad, sacó la patente municipal, obtuvo los registros sanitarios del Ministerio de Salud, se inscribió ante la Dirección General de Tributación y sacó su póliza con el Instituto Nacional de Seguros.
Así fue como lograron introducirse en comercios de San Ramón, Orotina y retomaron San José.
En enero de este año Frusty se registró como pyme ante el Sistema de Información Empresarial Costarricense del Ministerio de Economía, Industria y Comercio.
Andrea ─quien estudió contaduría pública en Colombia─ obtuvo un crédito para comprar un vehículo que le permite transportar sus helados y participar en diversas ferias.
Ahora, la empresa produce 6.000 unidades mensuales de sus helados.
La oferta abarca un total de 10 sabores: frutas mixtas (que incluyen papaya, mango, piña, manzana, uva y banano), maní, coco, ron con pasas, dulce de leche, mora, cas, maracuyá, con galleta de la marca Oreo y mango sele.
Además, cuentan con una línea endulzada con Natuvia.
La empresa tecnificará un poco más su negocio con la adquisición de una nueva máquina, la cual posibilitará ofrecer el helado en paleta (actualmente utilizan un palito y un vaso con tapa) y agilizará el proceso de producción.
Dentro de los planes de Andrea, de 34 años, se encuentra vender en supermercados de San José y a futuro planea exportar a Estados Unidos y España.