¿Qué le parecería que ante un malestar, en lugar de ir a hacer fila en algún centro médico, sea público o privado, el doctor llegue directamente a su casa en una ambulancia?
Desde agosto del 2009 el médico ruso Alexander Lótarev, especialista en medicina de emergencias, adoptó esta modalidad de trabajo para atender a pacientes que sufren alguna dolencia o que enfrentan algún aprieto en su salud.
Su empresa se llama MayDay (que se traduce como Vengan a ayudarme) en alusión a la señal de socorro que se emplea en la aviación.
A cualquier hora, incluso en la madrugada, él recibe las llamadas de personas interesadas en recibir atención.
Varias veces le ha tocado despertarse a medianoche, a la una o tres de la mañana, para dirigirse hacia la vivienda de un paciente.
Pero, él no llega solo a la escena, le acompaña la ambulancia, la cual está equipada con lo que se requiere para auxiliar a los enfermos.
Incluye medicamentos, sueros, camillas y otros implementos.
Tan importante es este medio de transporte que hace poco adquirió una adicional y está buscando a otro médico que le ayude en su trabajo.
Dolores de estómago, en la cabeza o en otra parte del cuerpo, intoxicación por comer ciertos alimentos (en algunos casos vencidos), resfríos, ayudarle a enfrentar una resaca, y hasta coser heridas son algunas de las razones por las cuales escucha el timbre de su teléfono.
Si una vez que llega al lugar se trata de una situación grave, busca estabilizar al paciente y lo lleva prontamente en su ambulancia al hospital.
Luego de todos estos años, acumula varias anécdotas, algunas trágicas.
Por ejemplo, hace más o menos tres años, estaba haciendo unas compras en un centro comercial en Guadalupe y al ver la ambulancia lo llamaron porque un hombre estaba sufriendo aparentemente un infarto.
Él le dio animación cardiopulmonar al paciente mientras llegaba La Cruz Roja. Lamentablemente, se enteró que tres días después el hombre falleció.
También le ha sucedido que va pasando donde acaba de ocurrir un accidente de tránsito y los tráficos lo detienen para socorrer a algún herido (como un motociclista) antes de que vengan los paramédicos.
¿Cómo llegó a Costa Rica?
Lótarev, originario de Yalta (de la Península de Crimea), arribó a Costa Rica hace 23 años, impulsado por un amigo tico a quien conoció cuando era estudiante de medicina en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Inicialmente vino a vacacionar. No obstante, le llamó la atención el clima y la naturaleza. Entonces decidió establecerse en el país.
Se quedó viviendo en la casa de su mejor amigo ruso, aquí en Costa Rica. Como todos hablaban ruso en el hogar esto no le estaba ayudando a aprender español.
Mientras hacía los trámites para vivir legalmente en el país y convalidar su título de médico, decidió trabajar en un restaurante en Puntarenas. Su labor era de ayudante de cocina y su fin no era tanto ganar dinero, sino aprender el idioma.
Con la ayuda de su diccionario y de los empleados del restaurante avanzó en el entendimiento del español hasta que empezó a dominarlo.
Una vez que su título se equiparó, se fue hasta Talamanca, donde fungió como director de la clínica de Amubri.
Allí le tocó viajar en lancha o a pie a diferentes comunidades y conoció las costumbres y cultura de los indígenas de esta zona.
Dentro de los casos más graves que le llegaban estaban las picaduras de serpientes. A su vez, atendía a mujeres embarazadas y, en ciertos casos, las acompañaba hasta el hospital de Limón en avioneta.
Una de las experiencias más duras que recuerda fue cuando le llevaron a un niño ya fallecido.
Tiempo después tuvo la oportunidad de laborar en otros sitios como Guanacaste y participó como médico del proyecto de “desminado” en el sector fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua.
Él atendía a los policías encargados de buscar las minas, en caso de que se diera alguna situación.
Asimismo, trabajó en la Clínica Solón Núñez y como médico general en Instituto Nacional de Seguros (INS) de Heredia, donde se desempeñó alrededor de once años.
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Fue en este último lugar donde conoció ─inicialmente como paciente─ a quien hoy es su esposa, Yesenia Chaves. Con ella tiene dos hijos: una adolescente de 14 años y un hijo de 9 años.
Así nació la idea
Luego de su trabajo en el INS fue que nació la idea de establecer la empresa de servicios médicos a domicilio.
Ese siempre había sido su deseo.
Actualmente, aparte de ir a casas, ofrece sus servicios de asistencia médica en eventos deportivos.
Por ejemplo, es el médico de la Federación Costarricense de Taekwondo, por lo que los fines de semana en los que se dan las competencias se mantiene bastante ocupado.
Aparte de los asuntos médicos, Lótarev, de 51 años, tiene muchos intereses, como la música.
Periódicamente se involucra con la comunidad rusa del país: a veces sale a tocar guitarra en un café en Curridabat y participa en fiestas nacionales rusas.
Él disfruta de la lectura y de visitar parques nacionales como el Chirripó, pues cuando era estudiante en la URSS practicaba alpinismo.
ContactoSi le interesa contactar al médico, puede llamarlo al 8845-2579. |