Federico Di Capua Díaz creció viendo a su papá Óscar -de origen argentino- realizar diseños en cuero de manera artesanal.
Desde niño le ayudaba a hacer fajas y así fue aprendiendo el arte de trabajar en ese material pero, nunca lo vio como algo a lo que se dedicaría en un futuro y terminó estudiando economía.
Trabajó en varios bancos y entidades financieras y, de vez en cuando, le ayudaba a su papá en su taller y con eso redondeaba su salario. No obstante, siempre seguía viendo el oficio de lejos, sin entrar de lleno en él.
Según Di Capua, su papá no tenía una mentalidad muy empresarial y quizás esa fue la razón por la que no le interesaba desempeñarse a tiempo completo en esa labor.
Por ejemplo, cuando él le planteaba a su papá que su negocio podía crecer mucho más, él le respondía: “mirá, yo con esto vivo, me va bien, no me interesa más”.
Aproximadamente en el año 2008 Federico se fue a vivir a Guanacaste y allí abrió una cafetería. Su papá se fue con él para vender sus souvenirs en cuero.
Pero, las cosas salieron mal para Federico y, finalmente, tuvo que cerrar la cafetería.
Fue en el 2010 que repensó su ‘relación’ con el cuero cuando un empresario que tenía una franquicia de ropa contactó a don Óscar y le dijo que ocupaba que elaborara fajas.
A don Óscar no le interesó y remitió al empresario a su hijo Federico.
“Federico está sin trabajo, a él le puede interesar, se puede hacer algo”, le dijo al dueño de la franquicia.
Una nueva oportunidad
Federico vio que esta era la oportunidad de convertir su habilidad con el cuero en algo más y empezó a hacer fajas y bolsos, ya no como un pasatiempo, sino como su actividad principal.
No toda su familia estuvo de acuerdo con esto, sino que esperaban que trabajase en lo que estudió: economía.
Empero, él no los escuchó y, con el paso del tiempo, este oficio se convirtió en algo que lo entusiasmaba. Ahora ya no trabajaba para “redondear” el sueldo, como sucedía antes, sino que había una emoción detrás.
Hasta su papá llegó a decirle que sentía que el discípulo había superado al maestro, pues notaba otra actitud en él.
Sin embargo, no todo sucede como se planea: las dificultades vinieron y en el 2011 su papá enfermó de cáncer, lo que los obligó a trasladarse hasta San José.
La enfermedad de don Óscar empeoró, hasta que falleció en junio del 2012.
Este fue un año de contrastes: lo peor sucedió con la muerte de su padre, pero a la vez fue el año en el que lanzó oficialmente su empresa Marroquinería DiCapua.
Se puede decir que en ese año su empresa ya era algo más serio, duradero, pues empezó a tomar cursos y a preocuparse por las tendencias en diseño.
Su ingreso a Walmart
El principal producto en el que se está enfocando Di Capua en este momento son las fajas de cuero para hombres.
Según él, su idea es que los hombres vistan bien, pues algunos de ellos no le prestan atención a los detalles, como qué tipo de accesorios usan para acompañar sus prendas.
Las fajas de cuero son hechas a mano, con hebillas con estilos causales y más formales y tienen tres años de garantía.
Estas se venden desde noviembre del año anterior en los supermercados Walmart, uno de sus clientes más importantes.
Federico dice que no fue fácil llegar a venderle a esta multinacional, pero contó con el apoyo financiero de una cooperativa para cumplir con todos los requerimientos.
Uno de sus planes es en un futuro ofrecer una sola faja, con dos hebillas intercambiables (una más informal y otra más elegante), de manera que quien la compre defina qué estilo usar según la ocasión.
Di Capua también elabora fajas y bolsos para mujer y bolsos especiales para guardar la laptop o la tablet.
Los bolsos son cosidos a mano y tienen un año de garantía, aparte de que los diseños son únicos, asegura.
Otros lugares en los que este empresario vende sus productos son las ferias (recientemente participó en Transitarte y le fue muy bien), en tiendas de Café Britt, así como en diferentes boutiques.
De acuerdo con Di Capua, en una semana elabora alrededor de 15 bolsos y realiza aproximadamente 150 fajas en su taller en San Pedro de Montes de Oca.
Próximamente, este empresario de 38 años y practicante de CrossFit, verá si se concretan dos propuestas para que sus fajas pueden ingresar al mercado centroamericano, lo que lo tiene muy motivado.
Además, después del Día del Padre, se enfocará en diseñar fajas de cuero para mujer y comercializarlas en agosto para el Día de la Madre.