Los equipos de alto rendimiento se caracterizan por que todos sus miembros se sienten bien integrados, se mantienen enfocados en los objetivos y trabajan de forma casi autónoma, sin que el jefe tenga que decirles exactamente lo que tienen que hacer.
¿Cómo podría formar un equipo de alto rendimiento en su empresa? De acuerdo a una publicación de Linkage, una firma consultora en desarrollo de líderes a nivel mundial, los equipos de alto rendimiento están liderados por personas con una clara visión del futuro de la empresa, capaces de trazar una ruta de acción y crear empatía y energía creativa entre el grupo.
Los líderes de equipos de alto rendimiento por lo general tienen un estilo de liderazgo integrador, no autoritario, que se preocupa por entender la manera de trabajar de cada uno de sus miembros y sus necesidades particulares (pues hay personas que trabajan de forma más analítica y otras que se preocupan más por las relaciones interpersonales).
Además de tener un líder con estas características los equipos de alto rendimientos deberían:
1. Establecer metas claras y priorizarlas. Todos los miembros deben entender bien cuáles son las metas, la importancia de cumplirlas y sentir un fuerte compromiso hacia su logro. Mantener al equipo informado del progreso ayuda a mantener el equipo motivado o anuente a reaccionar rápidamente.
2. Estar conformados por personas talentosas con habilidades complementarias. La selección de los miembros del equipo es una de las bases del éxito. Es importante tener a personas con habilidades diversas para poder desarrollar tareas diferentes.
3. Contar con normas y una estructura definida. Las normas sobre cómo debe funcionar el equipo, cuáles son los roles y responsabilidades de cada uno de los miembros ayudará a evitar conflictos.
4. Hablar y escuchar. Es importante mantener una comunicación abierta entre las personas que conforman el equipo. A través de la comunicación, se genera más confianza, sinergia, aparte que se pueden resolver conflictos. Los equipos de alto rendimiento están conformados por personas que no temen hablar de las cosas difíciles, encuentran maneras para hacerlo asertivamente y sin atacar a los demás.
5. Tener autonomía. Para que los equipos de alto rendimiento trabajen de manera casi autónoma, deben sentirse en capacidad de tomar decisiones y fijar la manera en que trabajarán. No sólo deben ser capaces de tomar sus propias decisiones, sino sentirse responsables por las decisiones que toman y asumir el riesgo que ellas conlleven.
6. Reconocer y recompensar los resultados. La mayoría de los equipos de alto rendimiento trabaja por objetivos y al cumplirlos deberían ser reconocidos y recompensados. La compensación no sólo debería ser a nivel individual sino para todo el equipo.