Usted decidió crear su empresa y se encarga del área de su conocimiento, pero los números se los delega al contador o gerente financiero y se desentiende.
Si bien es necesario contar con ese apoyo, es importante que -independientemente de su profesión- usted también empiece a empaparse de los temas financieros y contables de su negocio.
Así lo considera el economista Randall Masís Marín, quien participó el miércoles anterior en una exposición durante el Día del Emprendedor Mexicano en Costa Rica, que se celebró en el Instituto de México, en Los Yoses.
Aspectos relevantes
Hay cuatro elementos del ámbito contable que usted debe conocer y entender, aunque sea de forma básica:
1. El balance de situación: es una fotografía de la empresa, muestra qué tiene la compañía (activos), qué debe (pasivos), y qué ha aportado cada socio (patrimonio).
2. Estados de resultados: evidencia el desempeño de la compañía en un período, ya sea un mes, un semestre o un año. Muestra cómo está la empresa: los ingresos, en relación con los costos y gastos. Refleja las pérdidas o ganancias de la empresa. Conocer esto le permitirá analizar por qué le va bien o mal a su empresa y tomar decisiones.
3. Flujo de caja: permite saber con cuánto efectivo cuenta la empresa: todas las entradas y salidas en efectivo. Esto es muy importante, pues por medio del efectivo se enfrentan los pagos a proveedores y las deudas.
4. Estado patrimonial: El economista explicó que permite visualizar los cambios en el capital social de la compañía: cuánto ha aportado el dueño a la empresa, cuántas utilidades retiene la empresa para la operación de la compañía, cuántos dividendos se han repartido, entre otros.
Algunas razones financieras
Estas permiten examinar diversas áreas de la empresa. Algunas de ellas son las siguientes:
-Razones de liquidez: posibilitan medir la capacidad de enfrentar las deudas en el corto plazo. Abarca varios aspectos: cuánto dinero circula en la compañía, la rotación de cuentas por cobrar (indica cuánto dura la empresa en cobrarle a sus clientes: ¿es un período largo o corto?) y la rotación de cuentas por pagar (evidencia cuánto dura el negocio en pagar sus deudas).
Aunque suene obvio, lo ideal es que todo negocio le cobre a sus clientes primero, para luego sufragar los pagos que la empresa debe enfrentar. Pero, en muchos casos esto no sucede en las empresas y se acumulan los pagos antes de recibir ingresos.
-Razones de rentabilidad: miden el desempeño de la empresa y permiten determinar qué tanto de las ventas se están convirtiendo realmente en utilidades.
Por diversas razones, no siempre todas las ventas que realiza una empresa se convierten en utilidades, porque a veces el costo de producción es muy elevado o se tienen gastos fijos muy altos. Esto es importante tenerlo claro para ver qué cambios se pueden efectuar para incrementar el nivel de rentabilidad.
-Razones de deuda: miden el nivel endeudamiento o financiamiento que tiene la compañía y si tiene la capacidad para asumirlo.
Haga proyecciones y manténgase informado
Es recomendable realizar proyecciones (un presupuesto) del estado de resultados de la empresa, así como del flujo de caja. La idea es que todos los líderes de la empresa participen en su elaboración y no solo el contador.
Estos presupuestos pueden efectuarse mensualmente, trimestralmente o anualmente. El propósito es prever hacia dónde irá la empresa o qué escenario lo más ajustado a la realidad podría presentarse.
Masís enfatizó en hacer proyecciones del flujo de caja que tendrá la empresa para estar preparado y ver si habrá o no problemas de liquidez.
En caso de que sea probable que se den dificultades, el dueño de la empresa podría valorar gestionar un préstamo, realizarles descuentos por pronto pago a los proveedores, o solicitarles dinero a los otros socios. Hay que ser proactivo.
Por otro lado, hay que mantenerse informado del entorno político, económico y social, tanto nacional como internacional (aumento del combustible, de la electricidad, proyectos de reforma fiscal, cambios en las tasas de interés o en el tipo de cambio), pues lo que suceda podría afectar a su empresa.
También estudie bien a su competencia: ¿qué hace bien y qué hace mal? ¿Qué podría imitarse o adaptarse y qué no?
“Tenemos la mala costumbre de decir: ‘qué pereza, no me gustan los números, confío en mi contador'. No, cuando yo decido tener un negocio, yo soy responsable de todo lo que pasa en mi compañía”, advirtió Masís.