¿Los empleados de su pyme le tienen la suficiente confianza para dar su criterio, hasta cuando no necesariamente sea algo positivo? ¿Habilita usted espacios para escuchar sus opiniones? ¿O existe temor en los trabajadores para expresar lo que piensan?
El otorgar la libertad para que los empleados hagan valoraciones en temas atinentes al negocio, puede ayudar a que su empresa mejore considerablemente.
Paola Castro González, coach empresarial, considera que las empresas que le dan la oportunidad a los trabajadores para hablar y que les permiten ser analíticos y cuestionar el estado de las cosas, tienden a ser más innovadoras y creativas.
Por otro lado, esto ayuda a aumentar la autoestima de los empleados y a incrementar su lealtad hacia la empresa.
“Los seres humanos somos seres altamente emocionales y en la pirámide de las necesidades (humanas) de Maslow, la autoestima, la autorrealización, están bien arriba. ¿Qué quiere decir eso? Que cuando somos respetados y nuestras opiniones son tomadas en cuenta, somos más fieles”, alega la coach.
Eso es lo que buscan las empresas: trabajadores más comprometidos. Pero prepárese para recibir comentarios que no precisamente vayan a halagar sus capacidades y las de su negocio.
Francisco Villalta Guandique, coach empresarial, expresa que los empleadores no deben temer abrir espacios a sus colaboradores para hablar de asuntos álgidos, difíciles, y deben estar abiertos a recibir críticas.
“Si esos temas no se resuelven, se hacen callo, porque si no se hablan una vez llega un momento en que la gente dice: ‘bueno, de por sí no se va a resolver’. Y eso se queda como una enfermedad crónica que no permite lograr cambios y movimientos importantes en la empresa”, advierte Villalta.
Una actitud respetuosa
Según Villalta, de nada sirve decir que la empresa es abierta a las críticas, si al final del día el líder no tiene una actitud humilde y receptiva.
El propietario o gerente de la empresa debe saber que no es el dueño de la verdad, que él solo no puede con todo. “Usted puede contratar al Papa, a un exorcista, darle talleres a todo el mundo, pero si al líder no le gusta recibir realimentación, de nada va a servir”, advierte Villalta.
Se deben crear espacios de confianza, sin temor a represalias.
Paola Castro se refirió a lo que se conoce como liderazgo consciente.
Un líder consciente es aquel que inspira a sus empleados, que está al servicio de la empresa, que no es orgulloso, que cuida su salud, que entiende sobre la compasión, sobre el perdón y que le da valor a la parte emocional.
“Es cuando logro unir los conocimientos técnicos que he adquirido a través del intelecto y lo uno con la consciencia, con el despertar de la consciencia, aprendo de la intuición, de la inteligencia de mi corazón y aplico los dos mundos: el cerebro de mi corazón y de mi mente”, definió Castro.
Reuniones periódicas, pero dinámicas
Organice reuniones con los miembros de su empresa, que sean periódicas, “no cada muerte de obispo” y que vayan más allá de las conversaciones que se sostienen todos los días.
Brinde un período para hablar de lo que está logrando la empresa en el que haya autoevaluación del trabajo que se viene haciendo.
“Eso le da a la gente sentido de propósito, los mantiene alineados, sobre la misma página y permite tomar algunas decisiones que impactan en todos", dice Villalta. "No es que ahí se toman todas las decisiones, ahí se toma información para que el líder luego pueda formular algunas decisiones que comparte con la gente”.
Igual debe suceder en las pymes que tienen varias jefaturas o departamentos: cada jefe debe procurar reunirse con sus empleados.
También se recomienda hacer reuniones individuales para que el líder sepa cómo se sienten cada una de las personas de la organización y qué retos están teniendo.
No se trata de caer en "reunionitis", que se vuelve una carga y un obstáculo cuando las reuniones están mal diseñadas y no tienen propósito.
"Si las reuniones tienen propósito, que es mantener alineada a la organización para la ejecución de la estrategia, aprender qué estamos haciendo bien y evaluar los resultados: eso sí es importante”, dice Villalta.
Paola Castro aconseja que estas reuniones sean dinámicas y que se lleven a cabo en lugares fuera de la oficina, como sitios de la empresa en los que haya acceso a la naturaleza, para romper con la monotonía.
Además, el líder debe ceder de vez en cuando su ‘camisa‘ de dirigente y dejar que otro ejerza el liderazgo y tener mucha madurez emocional.
¿Cómo? A través de la escucha de lo que plantea el trabajador, sin interrupciones ni críticas, pero sí demostrando un interés genuino en lo que dicen los colaboradores.
Una dinámica que Castro sugiere emplear es que cada semana –cada viernes, por ejemplo- los empleados tengan la oportunidad de agradecerse unos a otros por el apoyo recibido o por las cosas buenas que sus compañeros hicieron en la semana.
Esto fortalece la unión y el respeto.
“Cuando los colaboradores tienen esa conexión entre ellos y con su líder, se eliminan las barreras del ego y se ve que todos estamos en un mismo sentir, hay una cohesión y una colaboración más profunda”, enfatiza Castro.