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La fuerza de voluntad no basta para iniciar y hacer crecer una empresa. Algunas personas no tienen simplemente las cualidades para hacerlo y otras convierten cualquier iniciativa en un exitoso negocio en un dos por tres. Pero esas cualidades pueden desarrollarse.
Dejar un trabajo e iniciar su propio negocio tiene sus riesgos e implicaciones que pueden afectar tanto al emprendedor como a su familia, colaboradores y allegados.
Por tal razón es imprescindible tener claro cuáles son las cualidades personales con las que asumirá el reto de tener su propia empresa:
SACRIFICIO
Abrir un negocio implica trabajar mucho, probablemente más que en la empresa o institución en que se encuentra como empleado.
Si lo inicia mientras aun está en su trabajo actual, implicará dedicar sus días y horas libres al negocio, así cómo aprovechar cualquier tiempo libre y extender la jornada diaria para dedicarlos a la empresa.
CREE EN SU PROYECTO
La persona emprendedora tiene autoconfianza en sí misma y, asimismo, confía plenamente en el futuro y en el éxito de su proyecto o idea de negocio.
Además, cree que está preparada para realizar el proyecto de negocio y que puede tomar decisiones de manera decidida para iniciar y cada vez que se requiera realizar ajustes.
INTERÉS GENUINO EN DESARROLLAR UNA EMPRESA
El emprendedor tiene como meta la creación de una empresa que pueda resolver un problema o necesidad de un mercado, no se obsesiona simplemente por hacer dinero. Esto podría ofuscar el motor por el cual nace, se desarrolla y tiene éxito una empresa frente a sus clientes.
Tampoco está interesado por el poder, sino por la independencia y autonomía; le gusta enfrentar riesgos, pero de forma pensada y planificada, para resolver una situación más que para demostrar lo que sabe o lo que puede hacer.
CREATIVIDAD
Asimismo implica conocer el mercado y los productos o servicios que se ofrecerán y determinar una diferencia competitiva.
Para ello se debe observar y conocer detenidamente los negocios existentes y definir lo que se haría distinto y mejorado.
Debe reconocer cuáles oportunidades existen y le está dejando la competencia, cuáles problemas o necesidades tienen los clientes y que puede ayudar a resolver.
EJECUCIÓN
Los emprendedores no se quedan en la teoría. Deberán romper el cascarón y lanzarse a ejecutar las actividades o tareas que implica su proyecto de negocios (definido en un plan, idealmente).
Además, cada tarea o actividad que van ejecutando y cada avance los motiva y les ayuda a motivar a sus colaboradores, a estructurar la red de proveedores y a ir acercándose a los clientes potenciales.
LIDERAZGO
Para mantener la nave en el rumbo, el emprendedor deberá ser quien oriente a los colaboradores y dé confianza a familiares y allegados en lo que impulsa.
Debe construir y mantener su credibilidad, influencia y atracción para orientarlos a los objetivos planteados de crear y desarrollar el negocio, resolver dificultades y aprovechar nuevas oportunidades que surjan.
PERSEVERANCIA
Contra viento y marea, el emprendedor deberá mantener la idea de fundar una empresa, así cómo deberá mantener la idea del negocio.
Las dudas –de colaboradores, familiares, proveedores, clientes potenciales y las propias- solo serán el motivo para encontrar fuerzas y soluciones que impulsen la empresa.
A la vez se mantiene orientado hacia los objetivos y las metas planteadas, entendiendo que su deber es tener claridad sobre la visión y misión del negocio, así como debe tener claridad sobre cómo alcanzarlas, para transmitirlo, comunicarlo y guiar a sus colaboradores.
CONCENTRACIÓN
El emprendedor puede enfocarse en la solución de los problemas. Sabe que estos son parte del proceso de desarrollo de una empresa y no le asusta ni los problemas específicos ni las malas rachas.
Tiene dudas o miedos, pero no se desanima por encontrar una situación difícil o tener varias dificultades en el camino.
RESPONSABILIDAD
La persona emprendedora tiene la capacidad para asumir la responsabilidad de sus propias acciones.
No cree que los fracasos sean causados por otras personas, las circunstancias, la suerte o situaciones fortuitas.
Sabe que -por encima de todas estas situaciones- son sus decisiones y la forma como las ejecute u oriente su realización las que determinarán su éxito o fracaso.
APRENDER
Se falla. Se tienen errores. Se tienen fracasos.
El emprendedor aprende de cada uno, saca las conclusiones y lecciones tanto de los éxitos como de los fracasos.
Tiene tolerancia a sus propios yerros y a los de sus colaboradores, fijándose más en cómo mejorar y cómo evitarlos en el futuro.
TOLERANCIA
El emprendedor o emprendedora sabe que no todo será un camino de rosas y que deberá enfrentar situaciones adversas, encontrar soluciones y ponerlas en marcha.
Al mismo tiempo, sabe que deberá transmitir la misma voluntad y perseverancia a sus colaboradores, así como la capacidad para resolver retrasos, dificultades o imprevistos.
Lo normal es que existan fracasos en el camino y enfrentar las dificultades varias veces. Sin embargo, es necesario mantener la mente clara para resolverlos.
PREVENCIÓN
Las dudas y problemas que tengan negocios similares solo servirán para pensar y determinar cómo debería prepararse para evitar enfrentar los mismos problemas.
La crisis no la ve como un obstáculo insalvable, sino como una oportunidad donde otros fallarán y su negocio podrá tener éxito.
Todo eso le permitirá establecer los diferentes posibles escenarios que podría enfrentar y determinar cómo actuar en cada caso.
CAPACITACIÓN
El emprendedor no se siente como el único con la capacidad para actuar ni cree que conociendo más que los colaboradores podrá alcanzar el éxito.
Se preocupará por su propio entrenamiento y capacitación, así como el entrenamiento y la actualización de sus colaboradores para desarrollar la capacidad de la empresa de operar y hacerle frente a las distintas situaciones que se produzcan.
ASUME RIESGOS
La persona emprendedora no evita situaciones simplemente porque cada una tenga algún riesgo o porque sea incierto obtener éxito.
Asume riesgos, pero éstos deben ser calculados, habiendo analizado el mercado y sus oportunidades, la viabilidad de su negocio y los resultados esperados.
No asume riesgos si la realidad lo desaconseja, el ambiente es inseguro o no tiene los recursos para realizar las acciones necesarias que reduzcan o eliminen las amenazas.
AMBICIÓN Y POSITIVISMO
Los emprendedores no se quedan satisfechos con obtener las metas ya definidas, sino que redefinien los objetivos y los resultados que esperan alcanzar llevándolos más allá de lo definido originalmente.
Al mismo tiempo, son positivos y transmiten ese positivismo a sus colaboradores y a su entorno, para enfocarlos hacia el logro de las nuevas metas.
TRABAJA EN EQUIPO Y CON INFORMACIÓN A LA MANO
Para alcanzar las metas y tener éxito, el emprendedor sabe que no podrá hacerlo aisladamente y que más bien depende de la colaboración y el trabajo en equipo con los demás, al mismo tiempo que tiene una menta abierta y estar dispuesto a las sugerencias de otros.
Paralelamente reconoce que –a diferencia de los emprendedores del siglo pasado- ahora requiere el máximo de información posible sobre el mercado, los clientes y la competencia, para determinar cómo se diferenciará su negocio y cuáles estrategias utilizará.
RECONOCE EL PAPEL DE LA TECNOLOGÍA
El emprendedor es consciente que el salto tecnológico continuo le podrá ayudar a diferenciar su negocio y a mantener tanto la competitividad como la ventaja en el mercado.
Estará alerta de los continuos cambios tecnológicos, tanto a nivel de la maquinaria para el procesamiento de sus productos como para el registro y procesamiento de la información para la toma de decisiones en la empresa.
Pero deberá ir más allá. Deberá tener la capacidad para utilizar las nuevas tecnologías a su favor y que el negocio incremente su efectividad, productividad, calidad y rentabilidad.