Las tecnologías digitales llegaron para quedarse y hoy son parte fundamental del quehacer humano a todo nivel. La velocidad con la que se desarrollan y evolucionan es cada vez mayor, acercándonos cada día más a usos y aplicaciones que antes solo veíamos en series de ciencia ficción. Lo que veremos en los próximos 5-10 años significará un cambio de paradigma para la humanidad.
Costa Rica supo hacer una apuesta inteligente a finales de los años 90, entrando en la economía del conocimiento de manera decidida, y más aún, permitiendo que germinara desde ese entonces una industria local de tecnologías de información y comunicación que se ha desarrollado de manera robusta y vigorosa, con un parque empresarial que mezcla empresas multinacionales y locales. Esta industria local tiene un enfoque mayoritariamente exportador y, aún durante la pandemia, ha continuado creciendo a dos o tres veces el ritmo promedio del resto de la economía local.
El país definitivamente tiene las condiciones necesarias para ser un jugador exitoso en la economía digital en lo que se ha denominado la “economía de lo que no existe”, pero requerimos de una visión país integral y liderazgo para aprovechar todas las oportunidades que pongan a Costa Rica en un nuevo estadio internacional, para bienestar de todos los que vivimos en éste hermoso país.
Años perdidos
Para muestra un botón. Tenemos alrededor de cinco o seis años perdidos discutiendo alrededor la necesidad de recuperar el espectro de frecuencias idóneas (hoy en manos del grupo ICE) para el despliegue de las redes de quinta generación en Costa Rica, aun cuando existen 16 informes de Sutel que así lo instan desde el 2012 y cuando la Ley General de Telecomunicaciones 8642 es clarísima en su artículo 21, de reasignación de frecuencias, al indicar cuándo procede la reasignación de bandas de frecuencias del espectro radioeléctrico.
Mientras tanto, ya hay países que desde 2019 han iniciado el despliegue comercial de 5G, tanto en Estados Unidos como en Europa, Asia, y más recientemente en varios países de Latinoamérica.
¿Qué ocupamos?
Ya no vale la pena llorar sobre la leche derramada, el presidente Alvarado no tuvo la visión ni el liderazgo necesarios para darle las herramientas competitivas a Costa Rica de cara a los cambios tecnológicos que se avecinan.
Ahora, con un nuevo gobierno que ha dado una directriz clara para que la recuperación de frecuencias se realice en un plazo máximo de seis meses, debemos trabajar apoyando al ministro del Micitt en el proceso de coordinación y planeamiento para sacarle el máximo provecho a 5G, y generar experiencia y conocimiento para un aprovechamiento más eficiente de las siguientes generaciones de redes móviles que vendrán aún más rápido.
- Asegurarnos un modelo de asignación oportuna de espectro de cara a las nuevas tecnologías. China y Corea del Sur ya hablan de 6G para el 2026, nuestro país debe entrar desde ya en esa discusión y planeamiento, de manera técnica y racional, sin sesgos ideológicos.
- Generar un plan para analizar el despliegue y disponibilidad de infraestructura activa y pasiva para 5G a nivel nacional, priorizando su alcance y planteando objetivos claros, medibles y alcanzables. Esto nos dará un mapa de temas a desarrollar, resolver y optimizar, para estar listos cuando 5G comercial sea una realidad en nuestro país.
- Desarrollo de casos de uso sobre 5G. En un esquema de triple hélice (Industria+academia+gobierno), el país debe trabajar en la identificación, diseño, desarrollo y promoción de aplicaciones y servicios que se apalanquen sobre 5G, generando esquemas de innovación y disrupción transversales a todos los sectores económicos y de la población.
- Aspectos regulatorios. La tecnología siempre va delante de la legislación y Costa Rica no es la excepción. Debemos revisar, modernizar, adaptar y desarrollar nuestro marco regulatorio local para que fomente el desarrollo de más y mejores emprendimientos de base tecnológica, para que incentive la innovación y la disrupción, los encadenamientos, los nuevos modelos de negocio que hoy no existen pero que serán claves a futuro. Aspectos como los denominados sandboxes regulatorios, o esquemas transitorios legales puntuales, que den seguridad jurídica a los inversionistas e innovadores, son temas que pueden atraer mucha inversión extranjera directa y bienestar.
- Ciberseguridad. De forma práctica, 5G significará más velocidad y menor latencia a las conexiones, lo que dará lugar a una cantidad exponencialmente mayor de dispositivos y servicios conectados, empujando así a una nueva generación de infraestructuras, plataformas y servicios que abrirán nuevos espacios de peligro para ataques maliciosos.
- Experimentación y pruebas sobre 5G. El proceso de recuperación y eventual subasta de las frecuencias idóneas necesarias para 5G nos tomará aún entre 24 y 30 meses más, si la promesa de recuperación del actual gobierno se cumple. Mientras tanto, la industria requiere urgentemente poder experimentar, hacer pruebas, innovar y fortalecer sus capacidades para generar oferta de productos y servicios sobre 5G. Hoy estamos en desventaja con otros países del mundo y de la región y el no contar con estas capacidades, pronto nos pasará facturas mayores a nivel de nuestra competitividad, capacidad de atracción de inversión extranjera directa, y retención de inversión local por falta de esta capacidad.
Estamos en una coyuntura país donde las condiciones externas nos llevan a preocuparnos por eventos donde no tenemos mayor control, la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, la sombra de una recesión mundial y el cambio climático, entre otros, son temas que claramente debemos trabajar y mitigar, pero no podemos perder de vista temas internos, que están en nuestras manos, que pueden ayudarnos a enfrentar de mejor manera la primera lista. No nos enfoquemos solamente en los problemas que tenemos a mano, trabajemos decididamente las oportunidades que tenemos como país, antes de que dejen de serlo. Solo se requiere visión y liderazgo para arrancar.
El autor es CEO de NextCurve y vicepresidente de Camtic.