Recientemente, el Sindicato de Trabajadores de Petroleros, Químicos y Afines (Sitrapequia) y la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) suscribieron una nueva convención colectiva para el periodo 2021 – 2024. Solo falta la aprobación por parte del ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
El costo para los costarricenses será de unos ¢46.000 millones que se verá reflejado en el precio que se pagan por los combustibles.
¿Se justifica esta convención colectiva? Es decir, ¿los beneficios que van a recibir los trabajadores de Recope serán consecuencia de la productividad o, por el contrario, corolario de la explotación al consumidor? Si la convención colectiva es producto de la explotación al consumidor, entonces el MTSS debería rechazarla. Pero, ¿cómo podemos saber si esta convención colectiva, o cualquier otra, es justa como consecuencia de la productividad?
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No hay nada en la literatura de la economía que justifique la existencia de monopolios, oligopolios o cárteles creados por ley. Por el contrario, la economía nos ha enseñado que todo monopolio creado por ley (o restricción a la libre competencia), esté donde esté, perjudica el desarrollo económico y social, explota a los consumidores, la inversión en la industria es menor, produce un aumento en la tasa de desempleo, la calidad del producto es menor, los precios son más altos y hay una pérdida del bienestar cuantificable.
Por eso, desde hace muchísimo tiempo, existen legislaciones antimonopolio en casi todos los países desarrollados, como es el caso de los EE.UU. cuando aprobó la ley Sherman (Sherman Antitrust Act) en 1890.
En este sentido, solo la ignorancia, la avaricia de poder político, la corrupción o la demagogia política pueden justificar la existencia de monopolios, monopsonios, oligopolios y cárteles creados por ley. Por eso dio vergüenza ajena escuchar al presidente de la República, Carlos Alvarado, defender el monopolio de Recope cuando inauguró un muelle de Recope en septiembre del 2018.
Costa Rica es un país pobre porque apoyamos y aprobamos política económica contraria a lo que nos dice la ciencia y la economía. Ejemplo de ello es la aprobación del monopsonio del ICE en la generación eléctrica, la creación por ley de los monopolios de Recope y Fanal, el oligopolio creado por el gobierno del sistema financiero, el cártel del servicio de taxis, y la creación por ley de colegios profesionales (cárteles de profesionales).
Uno de los gravísimos problemas que tiene el costarricense es que discute política económica sin recurrir a la economía. Es como hablar del cosmos sin recurrir a la física, o hablar de salud sin mencionar lo que dice la medicina.
Para quien sabe un poco de economía, sabrá que toda convención colectiva que se negocie en un monopolio creado por ley será consecuencia de la explotación al consumidor. Solo rompiendo el monopolio de Recope los salarios se ajustarán automáticamente a su productividad. La libre competencia no permite que sobreviva ninguna empresa ineficiente con costos o precios abusivos. Solo la libre competencia podrá proteger al consumidor costarricense de los posibles abusos de las convenciones colectivas.
¡Abramos ya el monopolio de Recope!