¿Sabía que cada metro cuadrado de construcción en Costa Rica genera casi cinco veces las emisiones de conducir un automóvil promedio durante 1.000 kilómetros? Según CarbonFootprint.com, un automóvil de gasolina emite aproximadamente 160 kilogramos (kg) de dióxido de carbono (CO₂) en ese recorrido, mientras que un metro cuadrado de construcción genera 780 kg de CO₂. Esta comparación resalta el enorme impacto ambiental del sector construcción y la urgencia de transformarlo.
En los últimos 25 años, la construcción ha enfrentado uno de los mayores desafíos de su historia: reducir su impacto ambiental mientras responde a la creciente demanda global. Este sector, responsable del 39% de las emisiones globales de CO₂, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tiene un rol crucial en la lucha contra la crisis climática.
En Costa Rica, el panorama es prometedor pero desafiante. Entre enero y julio de 2024, se gestionaron 4,5 millones de metros cuadrados para construcción, un aumento del 28% respecto al año anterior. Sin embargo, cada metro cuadrado construido genera 0,78 toneladas de CO₂, acumulando 3,51 millones de toneladas, solo en el primer semestre del año. Estas cifras subrayan la necesidad de transformar materiales y procesos desde la raíz.
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Afortunadamente, los materiales como el cemento y el acero están evolucionando. Tecnologías innovadoras permiten capturar CO₂ durante el curado del cemento, lo que puede reducir hasta 0,4 toneladas de CO₂ por cada tonelada producida, un cambio significativo en la industria. Por su parte, el acero ha incrementado su tasa de reciclaje del 40% al 85%, y el uso de hidrógeno verde en su fabricación podría reducir sus emisiones a solo 0,5 toneladas por tonelada producida, abriendo nuevas posibilidades para el futuro.
El estereofón, con una huella de 6,9 toneladas de CO₂ por tonelada producida, está siendo reemplazado por materiales como lana de piedra, madera y corcho, que ofrecen opciones más sostenibles y de menor impacto ambiental.
Herramientas como las Declaraciones Ambientales de Producto (EPDs) también están ganando terreno. Estas certificaciones permiten evaluar el impacto ambiental de los materiales a lo largo de su ciclo de vida y ya están presentes en el 15% de los materiales utilizados en Costa Rica. Además, métodos como el cálculo de huella de carbono y el análisis de ciclo de vida ayudan a tomar decisiones más responsables desde el diseño, mientras que las simulaciones computacionales optimizan los recursos y reducen emisiones de manera eficiente.
La crisis climática nos exige actuar ahora. Como arquitecto y testigo directo de estos avances, puedo afirmar que la sostenibilidad no es solo un objetivo, sino una responsabilidad compartida. Cada decisión que tomemos –como elegir materiales certificados o exigir prácticas sostenibles– nos acerca a un futuro más limpio y responsable.
Este primer cuarto de siglo ha demostrado que la innovación y la colaboración pueden transformar la industria. Es momento de acelerar estos esfuerzos y garantizar que la sostenibilidad sea el eje de todo proyecto. Las acciones de hoy determinarán el legado para las próximas generaciones.
*El autor es arquitecto y director ejecutivo de Adaptiva.