En medio del constante murmullo sobre el tipo de cambio en Costa Rica, es crucial detenerse y reflexionar sobre los datos y las tendencias que nos brindan una visión más clara de la situación económica del país. ¿Es realmente el tipo de cambio el factor determinante del malestar de ciertos sectores, como los exportadores? Parece que la respuesta va más allá de una simple fluctuación en el valor del dólar.
Hagamos un viaje en el tiempo. En enero de 2008, el tipo de cambio se asemejaba al actual y, sin embargo, los exportadores no se encontraban entre los que vociferaban sobre los vaivenes monetarios. En aquel entonces, el salario mínimo se situaba en ₡156.612, aproximadamente $313 en ese momento. Hoy, ese mismo salario mínimo ha escalado hasta los ₡358.609,50, o sea, alrededor de $687, marcando un aumento del 128,98%. Este incremento en el salario mínimo no puede pasarse por alto, ya que ejerce una presión significativa sobre la inflación y, por ende, sobre la economía en su conjunto.
Este fenómeno lo podemos observar comparando la evolución del tipo de cambio de compra y el índice de precios de Salarios Mínimos Nominales, donde claramente los salarios siempre vienen al alza, indistintamente de lo que pase con el tipo de cambio, lo que genera que el productor local cada vez tenga mayor costo vía salarios y ahora menos ingreso por sus exportaciones expresadas en colones.
Otra forma de ver el fenómeno es analizando cómo la inflación se estabiliza e incluso se reduce en el momento en que el tipo de cambio bajó vertiginosamente. No obstante, el fenómeno de la inflación ha venido empujando al alza los salarios y, por ende, los costos productivos.
Si analizamos el Índice de Precios al Consumidor (IPC), según los registros del Banco Central de Costa Rica, en enero de 2008 se situaba en 62,81. Hoy, ese número ha escalado hasta 109,10, lo que nos lleva a una inflación acumulada del 73,70%. Este aumento en el IPC refleja un período de inflación persistente, lo que indudablemente impacta en la estabilidad económica y el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Curiosamente, mientras que el tipo de cambio ha experimentado una disminución del 28,57% desde su punto máximo de alrededor de ₡700 hasta su nivel actual de ₡500, parece que el problema subyacente radica en otro lugar. La economía costarricense se ha inflado, y es ahí donde los exportadores están sintiendo el peso del desequilibrio. La inflación acumulada y el aumento del salario mínimo han sido los motores de esta situación, ejerciendo presión sobre los márgenes de ganancia de los exportadores y, en última instancia, sobre la competitividad del país en el mercado global.
Por lo tanto, queda claro que el “frío” económico no está simplemente en el tipo de cambio del dólar, sino en la gestión integral de la economía nacional. Es crucial que las políticas económicas se centren en abordar las causas subyacentes de la inflación y en garantizar un equilibrio sostenible que beneficie a todos los sectores de la sociedad costarricense.
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El autor es docente de Economía y Finanzas de la Universidad Fidélitas.