El último Informe Estado de la Educación presentado al país hace pocos días, brinda, como es ya usual, un diagnóstico amplio y profundo de la educación nacional. Ofrece además una pertinente ruta de acciones concretas, factibles, respaldadas por evidencia robusta, para enfrentar los oscuros tiempos actuales que han alterado duramente el presente y el futuro de cientos de miles de estudiantes, y el de toda la sociedad costarricense, reduciendo bruscamente nuestras oportunidades de desarrollo y bienestar.
América Latina ha sido la región de todo el planeta que más días estuvo con las aulas cerradas por causa de la pandemia, y Costa Rica ha ocupado uno de los primeros lugares entre sus vecinos.
Avanzado el ciclo lectivo 2021 aún no se vislumbra un plan remedial contundente con carácter de urgente, como amerita la grave situación. Y aún no se percibe en las aulas una actividad presencial dinámica y generalizada, sino más bien un panorama de mucha confusión, de inconsistencias y vacíos…..como si estuviéramos esperando que termine el año, sobre todo en las zonas más rurales. Esperar a la llegada de las nuevas autoridades para iniciar el plan de recuperación significaría un año más de pérdidas, llevándonos, siendo optimistas, a junio o julio del 2022.
Uno de los elementos de la ruta propuesta por el Informe es la necesidad de un acuerdo nacional que ponga fin “al estado de excepción de la educación” y permita gestionar tres tareas fundamentales: el retorno efectivo a las aulas; el plan de reparación y compensación para tratar de minimizar el golpe recibido; y el inicio sin más retrasos ni excusas de la impostergable renovación de la educación, pendiente y señalada múltiples veces por el propio Informe, y por otros tantos estudios, mucho antes de la pandemia. Un acuerdo nacional que trascienda los cambios de gobierno, coloque a las nuevas generaciones como razón de ser del sistema educativo, nos permita honrar la responsabilidad histórica frente a estas, e instale finalmente a la educación en el siglo XXI, como aspiramos todos y merecen nuestros estudiantes. Y viene a mi mente el gran poema de Gabriela Mistral: Su nombre es hoy.
Leda Muñoz es catedrática de la Universidad de Costa Rica y cuenta con más de 35 publicaciones científicas y académicas. Es exdirectora ejecutiva de la Fundación Omar Dengo.
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