Recientemente la diplomacia china ha estado muy activa en América el Sur, en busca de proyectar poder global y promover sus intereses económicos como primer socio comercial de diez países.
En el foro Asia Pacífico (APEC), en el Perú, Xi Jinping fue protagonista. Su visita oficial coincidió con la inauguración del megapuerto de Chancay, que reducirá la ruta de América Latina hacia China entre 15 y 20 días, puerto operado por la empresa china Cosco.
La reacción de los Estados Unidos fue pronta; la generala Laura Richardson señaló que el nuevo puerto podría usarse con fines militares y alertó sobre los peligros para la ciberseguridad representados por Huawei.
La visita de Xi al Perú fue importante. Cabe recordar que el principal socio comercial de Lima es Pekín, hacia donde exporta plata, oro, zinc. Perú es el segundo productor mundial de cobre y exporta hacia la República Popular China el 67% de su producción.
Xi coincidió con la participación de Biden en el foro y con una atmósfera de incertidumbre sobre los cambios que traerá Trump.
El encuentro sirvió para que ambos señalaran puntos positivos en la relación, y Xi aprovechó para señalar los principios chinos. Evitar guerras frías y calientes, respetar la palabra dada, tratarse como iguales, aceptar las contradicciones mutuas sin atacar los intereses del otro, crear más mecanismos de diálogo y cooperación, tender puentes y pensar el destino común de la humanidad.
Luego, Xi viajó a Brasil para participar en la reunión del G20 y en visita de estado.
El grupo de veinte países fue creado para mejorar la gobernanza mundial, un grupo más amplio que el G7, adaptado a las crisis financieras mundiales, la existencia del grupo se interpreta como expresión de la descomposición del orden internacional y debilitamiento de la influencia occidental.
Finalizando su periodo presidencial, el astro de Biden no brilló y Xi lució como la estrella ascendente en un ambiente donde el desacuerdo entre el sur y los occidentales ocupó el escenario.
Xi aprovechó las oportunidades y se presentó de nuevo como adalid de los países en vías de desarrollo, acercándose a los países del Sur, interesado por sus materias primas estratégicas (litio), agrícolas (soya) y por sus mercados para las manufacturas chinas.
---
Constantino Urcuyo Fournier es abogado y doctor en Sociología Política de la Universidad de París. Catedrático de la Universidad de Costa Rica, exdiputado y director académico del Ciapa. Profesor visitante en las universidades de Tulane y Salamanca. También es consultor internacional y nacional para diversas empresas.