Tratar de entender el mundo en que vivimos es tarea de todas las personas. Nos ayuda a actuar de forma responsable, justa y pertinente. Los tiempos actuales son complejos y difíciles de descifrar, por ello resulta útil escuchar a quienes se dedican a estudiarlos y pueden explicarlos de forma simple y bien fundamentada al resto de los mortales.
Richard Wolff es un economista norteamericano cuyo análisis ofrece elementos interesantes para comprender la realidad actual. No todo lo que dice es nuevo, pero sí su habilidad para explicar e ilustrar con datos y ejemplos concretos. Él afirma que los EE. UU., como todo imperio antes que este, entró en franca decadencia, pero se niega a aceptarlo, lo que le impide actuar más inteligentemente. Esto tiene repercusiones para el resto del planeta, en especial para Occidente, el bloque que en términos generales ha estado junto al imperio, e incluye al grupo de los G7 y a la mayoría de Latinoamérica. Su caída parece ya irreversible, así como la consolidación de China como el imperio económico del siglo XXI.
Ni lerdos ni perezosos muchos países se van aglutinando alrededor de China, y el grupo conocido como los BRICS+ que esta lidera, con la reciente incorporación de Indonesia en enero, reúne ya a más de la mitad de la población mundial, y representa cerca del 36% de la economía global (mientras que el G7 ronda el 26%).
Donald Trump no regresa para salvar al imperio o a su población que sufre los embates de este ocaso, él es un empresario que viene a salvar a los suyos. La historia muestra que, en la caída de los imperios, los poderosos primero “estrujan” —como dice Wolff— a los que están debajo antes de hacer ellos alguna concesión. Entonces Trump escoge compensar la pérdida de competitividad gringa con las “tariffs” famosas, es decir proteger a las empresas que ya no lideran, aunque rebote en los precios al consumidor; los salarios siguen estancados; la vivienda, la salud y otras necesidades básicas aprietan a la mayoría, y se recorta la inversión social. Es decir, que se sacrifiquen otros, pero no los grandes capitales. Trump probablemente sea solo un tonto útil para la clase dominante (igual que otros líderes que lo vienen imitando).
Entender la “sicología” del imperio que cae y la del que emerge, parece más importante para definir nuestro porvenir, que seguir los desplantes de Trump. ¿Qué debemos hacer, enclaustrarnos, contraatacar, coquetear con el nuevo imperio? ¿Qué tal si empezamos en serio por mejorar la capacidad de generar bienestar y desarrollo sostenible para nuestra gente?
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Leda Muñoz es catedrática de la Universidad de Costa Rica, exvicerrectora de Acción Social, investigadora en nutrición y desarrollo infantil; coordinadora del Informe Estado de la Nación y exdirectora de la Fundación Omar Dengo. Ph.D. en nutrición infantil y epidemiología.
