Definitivamente estamos en un momento crucial cuando cultivar la salud mental y vivir con enfoque y conciencia, es fundamental.
En esta era de globalización el ser humano está acostumbrado a estar interconectado con diferentes personas, tareas y funciones, lo que definitivamente demuestra un disparo de ocupaciones y la posible necesidad de la multifuncionalidad. Sin embargo, esto también nos ha generado una sobrecarga mental, cansancio y problemas de concentración y desconexión, situación que tiene un claro impacto en el estado anímico de las personas.
Cuando las demandas laborales son muy altas y el colaborador carece de momentos de descanso y esparcimiento, puede llegar a padecer un estrés crónico- negativo. El problema no es exactamente el padecimiento del estrés, pues en la mayoría de los trabajos se experimenta momentos de mayor presión y alta responsabilidad, que activan un sistema de alarma en el organismo, necesario para la ejecución y resolución de las tareas asignadas.
La dificultad se presenta cuando ese estado de alarma da paso a otra de las etapas del estrés, conocida como resistencia, y ésta presentándose de una manera sostenida, puede desencadenar en un agotamiento y desgaste profundo; afectando la salud mental y física del individuo, así como la motivación y productividad en el trabajo y la vida personal.
Según la Organización Mundial de la Salud, el “estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción”; es decir, es una de las estrategias que utiliza para generar una alerta y contribuir en la sobrevivencia y la resolución de alguna necesidad importante.
Dicha organización considera que el estrés laboral afecta negativamente a la salud psicológica y física de los trabajadores, y a la eficacia de las entidades para las que trabajan. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que en América Latina, el estrés laboral es un factor psico-social considerado como una “epidemia de la vida laboral moderna”.
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Desgaste
De manera que el estrés laboral genera un impacto en el colaborador que lo padece, afectando su salud mental y física, su desempeño y facilitando un aumento en el absentismo laboral. Por dicha razón, es fundamental desarrollar iniciativas corporativas que permitan canalizar adecuadamente la experimentación del estrés.
Es decir, que exista una apropiada regulación y planificación de las cargas de trabajo. Además, que exista una promoción de recursos psicológicos en los colaboradores que les permita adquirir nuevas y sanas estrategias de afrontamiento ante los retos presentados. En relación a esto, el mindfulness es una respuesta significativamente positiva para la regulación del estrés laboral y la promoción de la calidad de vida.
Según la doctora, Olga Sacristán Martín, máster en mindfulness, “el mindfulness es una capacidad humana básica en la que dirigimos la atención al momento presente, con aceptación y apertura ante lo que ocurre. Según la doctora, el “mindfulness nos ayuda a vivenciar estados con menores niveles de estrés físico y emocional y mejores recursos para afrontar los retos de la vida.” Además, ha sido de provecho para profesionales y científicos, como en la Universidad de Massachussets, con el programa Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR).
El entrenamiento en técnicas en mindfulness o también llamado “atención plena”, permite una mayor regulación emocional y disminución del estrés crónico en la vida y el trabajo, contribuyendo positivamente en temas como:
- Las demandas laborales.
- La resolución de conflictos.
- La toma de decisiones.
- La atención de clientes internos y externos.
- El fortalecimiento del sentido de equipo de trabajo.
- La gestión de situaciones complejas.
- El disfrute de las actividades laborales.
- La promoción de la quietud y calma mental en el trabajo.
Existen una serie de ejercicios de mindfulness que se pueden promover en las empresas. A continuación se mencionan algunos:
- Respiración consciente y profunda: prestar atención a la respiración, contemplando cómo el aire entra por la nariz y sale por la boca. Además, percibir cómo este proceso limpia, llena de vida el cuerpo y renueva todo su funcionamiento.
- Contemplar la naturaleza: brindar atención a los detalles de algún elemento natural, determinando sus colores, formas y sonidos; por ejemplo el cielo, un árbol, una flor o bien el canto de los pájaros.
- Al iniciar el día, agradecer por el trabajo y la nueva oportunidad de vida: en ocasiones se nos pasan los días y no vivimos plenamente momentos de gran valor. Por eso es importante agradecer por la oportunidad de vivir y determinar cuál será mi actitud, cómo deseo tratar a las personas con las que me relacione, qué pensamientos y emociones deseo alimentar y con qué ánimo y dedicación decido efectuar mis tareas laborales.
- Prestar atención a los elementos presentes de camino al trabajo: una de las actividades más agradables para la mente es observar los diferentes aspectos de camino al trabajo; por ejemplo las personas que están en las vías, la naturaleza, el cielo.
- Contemplar los pensamientos y emociones: se refiere a conocer nuestros pensamientos y sentimientos. Tener más conciencia de éstos nos ayudará a reconocerlos, comprenderlos y encontrar soluciones a aquellos que de alguna manera nos generan mayor preocupación y estrés.
- Al momento del almuerzo disfrutar de la comida: a esto también se le conoce como “mindful eating”, la cual consiste en tener una alimentación saludable y consiente. Saboreando lo que se consume, prestando atención a los colores, texturas y características de los alimentos.
La respuesta a estos retos que se nos presentan en el ámbito laboral está en el mismo ser humano, en procurar, desde los espacios de trabajo, todo aquello que valide su humanidad, su integridad, su creatividad y dignidad. El acercarle a su esencia y procurar la atención a su propia vida, le permitirá ser una persona más sana e inspirada laboralmente hablando.