La creación de una empresa suele requerir de sus fundadores la inversión de recursos, la dedicación de tiempo y esfuerzo, además de asumir sacrificios y riesgos financieros, de mercado, regulatorios y hasta reputacionales. Por lo tanto, una empresa suele ser todo un proyecto personal y de vida más allá de una mera fuente de ingresos.
Dada la carga emocional que a menudo acompaña la creación y administración de una empresa propia -especialmente aquellas de propiedad familiar-, muchas veces los accionistas no se plantean la opción de vender la empresa -conocida como exit-. Sin embargo, en algunas circunstancias un exit podría ser la mejor alternativa para que los propietarios obtengan el mayor valor posible de la empresa y hasta aseguren su continuidad.
Un caso muy común es el del dueño de una empresa que está llegando a su edad de retiro o jubilación y no tiene hijos o familia que lo pudieran o quisieran suceder para tomar su lugar. Similar sería el caso del dueño que no puede continuar trabajando por razones de salud o por agotamiento después de liderar la empresa por muchos años (burned out) y que no cuenta con ese relevo generacional.
En otras ocasiones, los accionistas han “topado con techo” en cuanto a sus posibilidades de desarrollo empresarial, sin capacidad de hacer más aportes al negocio. En esos casos, la empresa requiere de nuevos recursos, de otras plataformas de crecimiento, de nuevas redes de contactos o de una inyección importante de capital para evolucionar y, como dicen, pasar al siguiente nivel. Un comprador de esa empresa podría contribuir y afrontar esas necesidades que los actuales socios se ven impedidos de atender.
Otra de las situaciones -desafortunada- es cuando se presentan conflictos irreconciliables entre socios. A pesar de que al inicio del proyecto empresarial los socios suelen estar en sintonía y se complementan bien, esa buena relación puede llegar a desgastarse. Estas disputas, si no son resueltas adecuadamente, pueden truncar hasta al mejor de los negocios. En tales casos, la venta de la empresa a un tercero les permitiría a los socios recuperar el valor que han creado juntos antes de que su altercado lo destruya.
También se presentan los casos de los “emprendedores seriales”, que fundan una empresa, la hacen crecer, pero luego prefieren venderla y utilizar el precio que reciben para desarrollar su siguiente idea o emprendimiento. En una línea similar, se presenta el escenario de un dueño de empresa que vende su negocio -total o parcialmente- para reducir su riesgo personal o financiero, o para diversificar su patrimonio en otras inversiones.
Por otra parte, aunque el mejor momento para vender una empresa es cuando esta goza de buena salud financiera, en algunas ocasiones la compañía está afrontando adversidades o enfrentando gran competencia que se podría contrarrestar con sinergias operacionales o tiene la necesidad de reducir costos buscando economías de escala. Estas condiciones y otras similares podrían resistirse o superarse en una eventual venta a un comprador estratégico.

¿Y porqué no? Casi como ganarse la lotería, también podría presentarse el caso de una oferta inesperada de compra que, sin haberla buscado, sea tan buena que se vuelva difícil de rechazar por los dueños de la empresa.
Podría citar muchas otras razones o circunstancias que motiven a los accionistas de una empresa a vender su negocio. Lo importante es que los empresarios estén atentos y, aunque sea una decisión difícil, aprovechen la oportunidad de liquidar su negocio en el momento oportuno y, de ser posible, ante las circunstancias adecuadas.
Es normal sentir temor e incertidumbre ante un panorama como estos, pero especialistas en la materia podrían asesorar a los socios a tomar la mejor decisión posible. La venta de la empresa a través de una transacción de M&A (mergers and acquisitions fusiones y adquisiciones) no solo les permitiría a los dueños recuperar ahora el valor que han construido a través del tiempo -en lugar de esperarlo mediante posibles y aleatorias distribuciones de utilidades futuras-, sino también mejorar la probabilidad de una continuidad del negocio hacia adelante. No hacerlo podría, en algunos casos, resultar en una sentencia de cierre y disolución de la empresa que, con tanto esfuerzo, fundaron, desarrollaron y volvieron rentable.
Como dice el dicho, “las oportunidades son como los amaneceres. Si esperas demasiado tiempo, te los pierdes”.
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El autor es abogado de Sfera Legal y especialista en fusiones y adquisiciones (M&A)
La venta de una empresa a través de una transacción de M&A (“mergers and acquisitions” fusiones y adquisiciones) permitiría recuperar el valor que han construido a través del tiempo y mejorar la probabilidad de una continuidad del negocio hacia adelante.