El ahorro es un elemento esencial en el crecimiento de los países al proporcionar capital que permite financiar proyectos empresariales, impulsando por esta vía la actividad productiva. Los sistemas financieros, como instancias canalizadoras de recursos desde los ahorrantes a las inversiones, juegan un papel fundamental en su atracción y en la asignación hacia negocios lucrativos.
Ahora bien, en un mundo donde los ahorrantes tienen perfiles y objetivos tan diversos, el sistema financiero debe innovar y organizarse de forma tal que brinde alternativas atractivas y confiables que calcen con esa multiplicidad de intereses y perspectivas. Los fondos de inversión son, en ese sentido, una opción interesante por cuanto organizan en una sola figura mucha de esta heterogeneidad.
Por un lado, permiten que tanto pequeños como grandes inversionistas se unan, aporten su capital, y accedan a inversiones de naturaleza tan diversa como acciones, inmuebles y títulos valores entre muchas otras posibilidades. A su vez, los mismos agrupan inversionistas cuyo deseo es la adquisición de instrumentos que trasciendan el tradicional bono de corto plazo con rendimientos estables pero limitados por otros con perspectivas de ganancias más elevadas. Finalmente, los fondos podrían resultar opciones atrayentes si el deseo de las personas es obtener rendimientos a más largo plazo con los cuales financiar estudios o pensiones. En otras palabras, tales inversiones permiten a personas o empresas con muy diversos gustos por el riesgo y la rentabilidad.
Con 100 fondos de inversión inscritos alrededor de siete categorías distintas y cerca de 30 años desde su lanzamiento, los fondos de inversión son instrumentos consolidados en Costa Rica con múltiples desafíos para alcanzar un crecimiento vigoroso en los próximos años. Los datos compilados por El Financiero muestran la existencia de una amplia gama de posibilidades donde coexisten fondos de crecimiento, de mercado de dinero, accionarios y hasta de bitcoins, con rendimientos muy variados tanto intra como intergrupal. Los datos exponen desde tasas de rendimiento negativas en algunos fondos de desarrollo de proyectos hasta algunas altamente rentables y de dos dígitos en fondos inmobiliarios y accionarios. Quizás uno de los aspectos más importantes que se observa en la industria es la diversidad de opciones que se le ofrece hoy al inversionista con mezclas de rentabilidad y riesgo de donde escoger.
No obstante lo anterior, preocupan varias cosas sobre el comportamiento reciente de los fondos. En primer lugar, su tamaño integral, medido por activos totales, aumentó de 7,4% del PIB en el 2015 a 8,5% en el 2019 para luego descender en los últimos años y alcanzar el 7,3% en el 2024. Es decir, el mercado viene experimentando una desaceleración paulatina.
Segundo y en línea con lo anterior, en una proporción importante de categorías, los rendimientos promedio bajaron entre 2023 y 2024, siendo algunos de ellos inferiores a la Tasa Básica Pasiva a diciembre pasado. Esto, claro está, no refleja el riesgo de los fondos y por lo tanto desincentiva la asignación de recursos en estos instrumentos.
Tercero, varias señales apuntan a un deterioro en algunos indicadores que incrementan riesgos relacionados con baja liquidez o rentabilidad decreciente. En los fondos inmobiliarios, por ejemplo, el porcentaje de ocupación ha venido cayendo de forma persistente y significativa. Mientras en diciembre del 2015 el 92,6% de los activos estuvieron ocupados, a diciembre 2024 ese indicador había caído al 71,5%. Esto se complementa, además, con el coeficiente de obligación frente a terceros (una medida de recursos recibidos por los fondos para cubrir necesidades transitorias de liquidez) que pasó del 12,4% al 27,7%.
Cuarto, algunas noticias negativas relacionadas con la gestión de ciertos fondos puntuales podrían haber incidido en el nivel de confianza global y haber propiciado ciertas inquietudes que se traducen en menores inversiones.

En conclusión, los fondos de inversión siguen siendo una alternativa con alto potencial y atractivo para elevar el nivel de fondos prestables a partir de mecanismos no tradicionales. Dado su desempeño reciente, pareciera necesario discutir tres consideraciones.
Un primer debate se refiere a si las regulaciones existentes motivan la creación de más fondos o si, por el contrario, son una barrera legal. Los elementos burocráticos asociados a la puesta en marcha de los fondos podrían estar afectando su implementación. Segundo, múltiples indicadores, especialmente en segmentos como el inmobiliario, han visto desmejorar su desempeño especialmente después de la pandemia por la covid-19. Qué factores de tipo estratégico deberían ser modificados es parte de la agenda de discusión que parece abrirse. Tercero, existe el reto de convencer a los ahorrantes de las bondades de los fondos de inversión como instrumentos de largo plazo con rentabilidades atractivas. Cuidar la reputación es fundamental y esto es algo que en los últimos años ha venido a menos.