Recientemente Trump ha tenido fantasías imperiales, como anexarse Canadá, comprar Groenlandia, recuperar el control del canal de Panamá e invadir México para desarticular narco carteles.
También ha amenazado con imponer altos aranceles a las exportaciones mexicanas y canadienses e imaginado Canadá como estado 51 de los Estados Unidos (EE. UU.).
El recién electo expresó sus apetitos por Groenlandia: “Para los fines de la seguridad nacional y la libertad en todo el mundo. Estados Unidos considera que la propiedad y control de Groenlandia son una necesidad absoluta”.
El aislacionismo desaparece y el apetito imperial se desnuda. El interés por minerales estratégicos y el ártico son motivos geopolíticos (rivalidad con China-Rusia).
Esta visión revela el regreso a una versión del dominio, donde la superioridad deriva del poder duro, en detrimento del derecho internacional. La soberanía estatal subordinada al poder de las potencias.
La idea de retomar el canal surge del reclamo por supuestas altas tarifas que deben pagar los barcos norteamericanos, aunque simultáneamente emite la advertencia que este podría caer en manos equivocadas (China), motivo geoestratégico. El presidente Mulino respondió contundentemente: “Cada metro cuadrado seguirá siendo nuestro”.
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El discurso hacia México inaugura una nueva etapa de tensiones. El magnate trata de intimidar con la posible declaratoria de los carteles como terroristas, justificando así las peticiones de los trumpistas duros para invadir México.
La respuesta de la presidenta fue: “nosotros colaboramos, coordinamos, trabajamos juntos, pero nunca nos vamos a subordinar. México es un país soberano, libre, independiente y no aceptamos injerencismo. Es colaboración, es coordinación, pero no es subordinación”.
Los ensueños de Trump evidencian el desorden internacional. Ambigüedad entre aislacionismo e intervencionismo,señalan deterioro hegemónico, aunque no declinar absoluto.
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Los EE. UU. siguen siendo la nación más poderosa, pero ya no son capaces de estructurar el sistema internacional, la grandeza del pasado ha disminuido. Trump quiere recuperarla en lo interno y en lo externo.
La restauración externa podría iniciarse en su vecindario cercano.
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Constantino Urcuyo Fournier es abogado y doctor en Sociología Política de la Universidad de París. Catedrático de la Universidad de Costa Rica, exdiputado y director académico del Ciapa. Profesor visitante en las universidades de Tulane y Salamanca. También es consultor internacional y nacional para diversas empresas.