En el mundo empresarial actual, las habilidades para la vida como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la inteligencia emocional han adquirido un rol protagónico. La capacidad de generar confianza y establecer conexiones sólidas es determinante para el éxito profesional.
Sin embargo, aunque la tendencia apunta a valorar más el talento y la actitud que la apariencia, la imagen personal sigue siendo un factor clave en el ámbito corporativo. La primera impresión, la vestimenta y la presencia física influyen significativamente en la percepción de credibilidad, profesionalismo y confianza, elementos esenciales en cualquier entorno de negocios.
Una imagen cuidada proyecta seguridad y seriedad, facilitando la creación de confianza en clientes, socios y colegas. La forma en que una persona se presenta visualmente transmite compromiso y respeto por su trabajo. Un atuendo adecuado y una presencia bien cuidada reflejan atención al detalle y responsabilidad, factores que pueden abrir puertas en el mundo corporativo.
Recientemente, tuve la oportunidad de participar como periodista en la presentación del informe global Pilares de la confianza: perspectivas globales sobre estética y autoafirmación, un estudio realizado por Ipsos para Merz Aesthetics, que encuestó a 15.000 adultos en 15 países, incluyendo Costa Rica. Uno de los hallazgos más reveladores fue el impacto que la imagen corporal tiene en la autoestima y la confianza personal, especialmente en Latinoamérica. Para muchos, los tratamientos estéticos van más allá de un cambio superficial; representan una herramienta para fortalecer la seguridad en sí mismos y proyectar su mejor versión.
Según el informe, en Latinoamérica, el 70% de los encuestados (México, Costa Rica, Colombia y Brasil) afirmó que estos procedimientos estéticos influyen en su autopercepción, mientras que un 69% los considera una forma de reflejar su bienestar interno. Estos datos refuerzan la idea de que la imagen personal sigue siendo un factor determinante en el ámbito laboral, donde la percepción y la proyección pueden abrir o cerrar oportunidades profesionales.
Sentirse bien con la propia imagen refuerza la autoestima y se traduce en mayor seguridad al hablar, negociar y tomar decisiones. La confianza proyectada impacta directamente en la forma en que los demás perciben y valoran a un profesional.
En conversación con la doctora colombiana Claudia Hernández, especialista en dermatología clínica y estética y ponente internacional para Merz Aesthetics, destacó un aspecto clave del estudio: a pesar de tratarse de un análisis global con diversas perspectivas culturales, la motivación de las personas es la misma en todo el mundo.
“Buscan sentirse mejor, verse mejor y envejecer de manera más saludable. Esto demuestra una tendencia mundial hacia un envejecimiento más positivo”, me comentó.
Si bien la apariencia no sustituye las habilidades ni la experiencia, sigue siendo un elemento clave en la percepción profesional. La clave está en encontrar un equilibrio entre autenticidad, profesionalismo y bienestar personal.

Desde mi perspectiva, cuidar nuestra apariencia física no debería verse como una frivolidad, sino como un complemento a nuestra salud y bienestar. Proyectar una imagen que refleje confianza y profesionalismo es una ventaja en el entorno laboral.
En definitiva, en un mundo donde la primera impresión sigue siendo determinante, el equilibrio entre talento, actitud y presencia personal puede marcar la diferencia en el desarrollo profesional.
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La autora es periodista con más de 20 años de experiencia en el área de asesorías en comunicación.