El turismo ha sido para Costa Rica una fuente importante de riqueza, especialmente desde la última década del siglo pasado, cuando dimos un salto cualitativo y el país se constituyó en un destino importante a nivel mundial.
Desde ese entonces, las cifras de los visitantes extranjeros han tenido un crecimiento sostenido hasta alcanzar la cifra récord de más de 3,1 millones en 2019. En 2024 esa cifra fue de poco más de 2,9 millones, evidenciando una recuperación postpandemia sin que todavía se lleguen a superar los números de aquella cifra récord. Con todo, a pesar del menor número de visitas del año pasado comparado con los años prepandemia, los ingresos generados ese año sí fueron superiores, alcanzando los $5.424 millones, pues el turista ha venido incrementando su gasto diario durante su estadía en el país.
Estos números han sido el resultado de varios factores: las bellezas naturales y diversidad biológica que nuestro país ofrece, la estabilidad política y seguridad ciudadana que todavía tenemos, la infraestructura tanto pública como privada que se ha venido construyendo a través de los años, una muy buena estrategia de mercadeo y posicionamiento internacional, y una política de cielos abiertos que ha permitido una multiplicidad de vuelos provenientes de muy diversos orígenes, entre otros.
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El desarrollo exitoso de este sector no solo nos ha dado acceso a divisas extranjeras y provocado una importante avalancha de inversión nacional y foránea, sino que es un generador de ingresos fiscales relevante, y la fuente de miles de trabajos directos e indirectos y de cientos de pequeños y medianos emprendimientos ligados a la actividad turística, particularmente en las zonas rurales y costeras del país, de manera que el turismo se ha constituido indudablemente en uno de los motores más dinámicos de la economía nacional.
Dada su importancia, deben ser motivo de honda preocupación los recientes datos dados a conocer por las autoridades, los cuales muestran una marcada desaceleración en el crecimiento de la visitación durante el año anterior y, particularmente, durante su último cuatrimestre.
En el 2024 el crecimiento anual fue tan solo de un 7%, mientras que los meses de setiembre y octubre evidenciaron un decrecimiento de casi el 6% si se les compara con los mismos meses del año previo, con tan solo una leve recuperación al cierre del período.
Los datos son todavía más preocupantes cuando esa visitación en países cercanos da muestra de haber crecido dramáticamente en comparación con los niveles prepandémicos; tal es el caso El Salvador (81%), Guatemala (33%), Panamá (20%) y República Dominicana (32%). Del mismo modo, esos países nos igualan o superan con creces en el número de visitantes.
Entendemos claramente que la estrategia de atracción turística en cada país puede ser diferente, que el nivel de maduración de la industria no es igual, que el perfil del visitante no es el mismo, que tanto la duración de la estadía como el promedio de gasto diario pueden ser muy distintos y compensar con ello una menor visitación. Sin embargo, lo cierto es que desde hace meses se viene generando una cantidad de señales que deben encender las luces de alarma en el gobierno y el sector.

Aún cuando el país ya era desde hace tiempo un destino relativamente caro, la reacción inmediata es culpar al excesivo incremento de los costos como consecuencia de la acentuada apreciación del colón frente al dólar experimentada durante los últimos años, sin que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) considere el serio impacto que su política cambiaria está teniendo sobre muchos sectores productivos.
Mucho hay de cierto en ese argumento. Pero, junto a la política cambiaria, pueden existir otros factores concomitantes que también valdría la pena analizar con mucho más detenimiento. La importancia del sector turismo, el impacto que este tiene en la generación de empleo, y el esfuerzo que por décadas ha hecho el país para estar donde ahora estamos como destino privilegiado, merecen que se le ponga especial atención a lo que está sucediendo, analizar sus causas y plantear soluciones.