El 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha que nos invita a reflexionar sobre los avances y los desafíos pendientes en la inclusión de las mujeres en áreas científicas y tecnológicas. A pesar de acciones realizadas en las últimas décadas, la brecha de género en ciencias e ingenierías sigue siendo una preocupante realidad.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), solo un 33% de las personas investigadoras en el mundo son mujeres; en campos emergentes, como la inteligencia artificial (IA), la representación femenina es aún más baja con un 22%. La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) estima que aunque las mujeres representan el 58% de las personas graduadas de universidades en Iberoamérica, ellas solo son el 44% del personal dedicado a investigación; los números son mucho menores en áreas como ingeniería, tecnología y ciencias agrícolas. En disciplinas como matemáticas, física y ciencias de la computación, las publicaciones de autoras no llegan al 30%.
En comparación con los hombres, las mujeres científicas tienen salarios inferiores, enfrentan mayores obstáculos para publicar y avanzar en sus carreras, cuentan con un menor acceso a financiamiento y deben superar considerables dificultades para equilibrar responsabilidades profesionales y familiares. Asimismo, las líderes emprendedoras reciben apenas el 2% del financiamiento global para startups.
LEA MÁS: Industria de los semiconductores: Una oportunidad para cerrar brechas de género
La subrepresentación femenina en estas áreas perpetúa las desigualdades y limita la innovación global. El riesgo de que las mujeres se vean excluidas de los empleos del futuro es enorme; esto conllevaría serias consecuencias negativas para toda la sociedad. De ahí la imperiosa necesidad de eliminar las barreras estructurales y promover la participación equitativa de las mujeres en todos los niveles de la producción científica, humanística y tecnológica.
Desde una temprana edad, niñas y adolescentes enfrentan estereotipos de género que les hacen creer que ciertas disciplinas no son “para ellas”. La invisibilización de referentes femeninos en las ciencias y las tecnologías refuerza estas ideas y contribuye a que muchas jóvenes descarten carreras en STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), a menudo sin que tan siquiera intenten explorarlas.
El problema no solo afecta a las mujeres, sino que también atañe al desarrollo científico y tecnológico en su conjunto. Numerosos estudios han demostrado que la diversidad de género en equipos de investigación y desarrollo impulsa la creatividad, mejora la toma de decisiones y genera soluciones más innovadoras. Sin embargo, el talento femenino sigue siendo infrautilizado; además muchas mujeres que se desempeñan en las áreas de STEM a menudo topan con techos de cristal y desigualdad de oportunidades de ascensos y reconocimientos.

Para cambiar esta realidad, es imprescindible un esfuerzo coordinado entre gobiernos, instituciones educativas y el sector privado. Se necesitan políticas que fomenten el acceso de niñas y jóvenes a la educación STEM, así como medidas para garantizar igualdad de oportunidades en el ámbito laboral. Iniciativas como becas, programas de mentoría y la visibilización de científicas e ingenieras son esenciales para construir un futuro más equitativo.
En esta importante conmemoración, en la Universidad de Costa Rica nos enorgullece inaugurar la Red de Mujeres en Ciencias, Ingenierías y Humanidades (CIHRED-UCR), que representa un paso fundamental hacia una academia más equitativa e inclusiva. Esta red busca visibilizar y fortalecer la incorporación de mujeres académicas, brindándoles espacios de crecimiento, colaboración y liderazgo. Además, promueve el trabajo interdisciplinario como una herramienta clave para la innovación y el avance del conocimiento, al tiempo que impulsa acciones concretas para reducir las brechas de género que aún persisten en el ámbito académico.
Con esta iniciativa, reafirmamos nuestro compromiso con una universidad donde el talento y la excelencia no tengan barreras de género.
El 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, tiene un enfoque educativo, cuyo propósito es sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de cambiar actitudes y políticas que limitan la participación de las mujeres en la producción de conocimiento. Sin lugar a dudas, facilitar la incorporación de mujeres en las ciencias y las ingenierías no es solo una cuestión de justicia social, sino que también es una estrategia para potenciar el progreso de nuestras sociedades. La igualdad de género en estos campos es una deuda pendiente que debemos saldar sin más demora.
El autor es rector de la Universidad de Costa Rica.