Opinión

Electricidad: llegó el momento de reformar en serio

Editorial | La llamada de alerta que provocó el anuncio de los racionamientos de electricidad propicia, entonces, acelerar la discusión sobre los cambios profundos que requiere el modelo de generación actual.

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Hasta hace unas décadas, el acceso a la electricidad era motivo de orgullo nacional y una de las ventajas competitivas en la atracción de inversión extranjera. El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) jugó un papel incuestionable en esos logros y eso le valió el respeto del país. Sin embargo, desde hace ya varios años, el modelo imperante empezó a dar visos de agotamiento: costos cada vez más altos, proyectos de inversión fracasados, ineficiencia administrativa, pérdida de liderazgo e incapacidad institucional para satisfacer las necesidades de la población. Problemas todos que culminaron en el reciente anuncio de que el país iba a sufrir escasez y cortes de electricidad, en parte ocasionados por previsibles fenómenos naturales, pero sobre todo por una deficiente planificación, que no anticipó la creciente demanda que se generaría luego de la desaceleración temporal ocasionada por la pandemia de covid-19, además de otros errores de bulto.








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