Sin lugar a duda el crecimiento y la transformación de la economía costarricense en la última década ha sido, en gran medida, impulsado por el régimen de zonas francas. Desde su implementación hace más de treinta años, este régimen ha sido clave para atraer inversión extranjera directa y ser fuente de empleo digno y bien remunerado para los costarricenses, entre muchos otros beneficios económicos y sociales. Lo anterior se refleja en el más reciente estudio “Zona Franca: un Motor de Competitividad y Crecimiento Económico en Costa Rica 2023”, realizado por la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER) y del cual quiero compartirles algunos datos relevantes.
Entre los años 2019 y 2023, el número de empresas, tanto de inversión extranjera como local, operando bajo el régimen aumentó de 394 a 567, con un crecimiento anual promedio del 10%. Este incremento refleja el cumplimiento del objetivo asociado al régimen, como herramienta que promueve la inversión en el país, e incrementa y diversifica las exportaciones, posicionando a Costa Rica en importantes cadenas de valor globales.
En términos de generación de empleo, en 2023 el régimen generó 251.530 puestos entre directos e indirectos, con una alta participación femenina del 44%, superando la tasa nacional. Esto no solo representa un impulso económico, sino también un avance en la equidad de género en el ámbito laboral. Aunado a ello, los salarios y las contribuciones a la seguridad social por parte de empresas del régimen de zonas francas ha aumentado significativamente en los últimos años, ascendiendo a $1.600 millones en el 2023 (aportando a la CCSS $1.240 millones, a FODESAF $231 millones, al INA $69 millones, al INS $46 millones y al IMAS $23 millones), constituyéndose como un pilar importante en el fortalecimiento las instituciones de seguridad social del país que procuran el bienestar de los y las costarricenses.
Además, el régimen de zonas francas contribuye predominantemente a las exportaciones del país, con un 91% de su producción dirigida a mercados internacionales, mientras que un 5% de las ventas se realiza entre las mismas empresas del régimen, en calidad de proveedores de insumos o servicios especializados. Sólo un 4% de las ventas son realizadas al mercado local, cumpliendo con el previo pago de los impuestos aduaneros y de valor agregado (IVA) correspondientes. Esto ha permitido que nuestro régimen se mantenga alineado a los más altos estándares internacionales de transparencia y competencia justa, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), respectivamente.
Pero hablemos también del papel protagónico que desempeña el régimen en la diversificación sectorial y el desarrollo equilibrado de la economía costarricense, facilitando una transición hacia sectores de alto valor agregado que abarcan tanto la innovación en servicios como el fortalecimiento de la industria de manufactura avanzada. En particular, el sector de servicios ha crecido un 13% en los últimos cinco años, mientras que el sector de ciencias de la vida -que forma parte de la manufactura avanzada- ha ganado una posición destacada. Los dispositivos médicos son hoy en día el principal producto de exportación del país, colocando a Costa Rica como el segundo en Latinoamérica en la exportación de estos bienes. Este crecimiento diversificado no solo asegura una economía más resiliente y estable, sino que también contribuye de forma positiva al bienestar general, creando oportunidades de empleo y desarrollando nuevas habilidades y conocimientos en nuestro talento humano.
Por su parte, una característica destacable del régimen de zonas francas es su compromiso para generar empleo e inversión en áreas de menor desarrollo, ubicadas fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM). La inversión en estas regiones ha tenido un crecimiento de 13% en los últimos cinco años, lo cual se refleja en las 75 empresas de zonas francas operando actualmente fuera de GAM, que generan más de 10,000 empleos y se ubican principalmente en los sectores alimentarios, de servicios y agropecuarios.
Se debe reconocer la importante contribución del régimen de zonas francas al Producto Interno Bruto (PIB), misma que alcanzó un 14% en 2023, con una contribución absoluta de $12.276 millones. Este impacto se refuerza con las compras locales que las empresas del régimen realizan a empresas costarricenses, las cuales alcanzaron los $5.621 millones en 2023, con un crecimiento anual promedio del 24% entre 2019 y 2023. De estas compras, se estima que el 76% corresponde a encadenamientos productivos, logrando integrar a más de 6.137 empresas nacionales como proveedoras de insumos y servicios para las empresas que operan en zona franca. Es importante subrayar que el 37% de estas proveedoras son MIPYMES, fortaleciendo la participación de pequeñas y medianas empresas en la economía nacional.
Estos datos demuestran que el régimen de zonas francas continúa siendo un motor fundamental en la realidad de nuestro país, que promueve el crecimiento económico y social, tanto dentro de la GAM como en zonas de menor desarrollo. La generación de empleo, la transferencia tecnológica, los derrames de conocimiento y la innovación son ejemplos claros del importante papel de esta herramienta en la prosperidad del país y que nos permite llevar más Costa Rica al mundo y traer más mundo a Costa Rica.
Las razones son obvias y el compromiso se mantiene: el Gobierno de la República tiene muy claro que este régimen debe de ser resguardado y defendido ante los crecientes retos globales que enfrentamos. Así lo seguiremos haciendo.
El autor es ministro de Comercio Exterior.