Como bien indica el Foro Económico Mundial, el mundo está en un punto de inflexión en donde la humildad, la colaboración y una reforma consciente, son los elementos que pueden asegurarnos un futuro próspero postpandemia.
Reimaginar la economía y la sociedad en forma sostenible, debe ser nuestra mayor ambición. Al terminar el mes de celebración de nuestro bicentenario, tenemos esa gran oportunidad: diseñar la Costa Rica 4.0, la “Costa Rica soñada”.
En primer lugar, esta visión debe estar cimentada en nuestra esencia y valores: libertad, respeto, solidaridad y equidad. Debe además apalancarse en las fortalezas que tenemos como nación: paz, una democracia robusta, alta cobertura en educación y salud, diversificación y apertura comercial, innovación, protección de la biodiversidad, matriz eléctrica renovable y un excelente posicionamiento a nivel mundial.
En segundo lugar, esta visión debe ser tridimensional. La Costa Rica soñada no escoge entre ser próspera y sostenible. Se basa en una aspiración integral en donde hay un balance neto positivo entre desarrollo económico, social y ambiental, todos igualmente importantes. Una Costa Rica que libera todo el potencial de su gente y se basa, como señaló la directora del Fondo Monetario, en “crecimiento verde, crecimiento inteligente y crecimiento justo”.
En tercer lugar, la “Costa Rica soñada” debe ser cocreada por los tres sectores de la sociedad (Gobierno, sector privado y sociedad civil). La colaboración entre sectores y las alianzas fueron fundamentales en nuestros primeros 200 años como nación, y deben serlo aún más hacia adelante.
Finalmente, la Costa Rica 4.0 debe ser inspiradora. Debe llenarnos de emoción y movilizarnos a poner manos a la obra más importante: Nuestra amada patria.