La economía social solidaria (ESS) incluye las actividades de empresas asociativas y empresas con fines sociales.
Las primeras son las cooperativas, sociedades anónimas laborales, asociaciones creadas bajo la ley 218, asociaciones solidaristas, fundaciones, asadas, asociaciones comunales y sindicatos que tienen actividades productivas.
Todas tienen un gobierno corporativo democrático y priorizan en la persona asociada más que en la ganancia. Las empresas con fines sociales aparecieron en años recientes. Son las llamadas empresas con propósito o empresas B y las que funcionan según el modelo de social business promovido por el Premio Nobel de la Paz Mohammed Yunus.
En su mayoría sociedades anónimas, su objetivo es resolver problemas sociales. El manejo del patrimonio y las utilidades está orientado a seguir invirtiendo en el negocio y no a generar ganancias.
Las empresas de la ESS buscan soluciones a la desigualdad, el acceso al agua potable y el empleo de poblaciones desfavorecidas, etc. Son organizaciones privadas que asumen fines públicos como parte de su negocio.
En Costa Rica este tipo de empresas no es visible en los aparatos de medición pública. No obstante, según estudios del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (Clacds), del Incae, Zarcero es el cantón más eficiente en la generación de progreso social.”Para Roberto Artavia, vicepresidente del Social Progress Imperative, “Zarcero es un cantón con historia cooperativa, de producción asociativa, con una municipalidad y una institucionalidad enfocadas en su comunidad”. Según el Clacds, “el modelo cooperativo no solo ha sido una herramienta de producción, sino que se constituyó en una palanca para cubrir las necesidades de los asociados y sus familias, mejorando su nivel de Progreso Social”.
Estos resultados, y una larga trayectoria de promoción de empresas asociativas y sociales en el país, son un aliciente para quienes creemos que la construcción de una política pública para reforzar a las organizaciones de ESS puede tener un impacto significativo en el bienestar de la población.
Esta política debe ir más allá de intereses sectoriales o gremiales, poniendo como objetivo el reforzamiento de la capacidad empresarial de las organizaciones y la evaluación de su impacto social. Esto enmarcado en la ruta de empleo y producción formulada por el Gobierno y en la estrategia de competitividad del país.
Carácter empresarial
Las empresas de la ESS promueven instituciones, valores y prácticas importantes: trabajo, propiedad privada, democracia, ahorro, cooperación obrero-patronal, solidaridad y compromiso con la comunidad. Permiten desarrollar el emprendedurismo para reemplazar el asistencialismo en segmentos de la población que no hallan trabajo. Incentivar su desarrollo implica reforzar su productividad, eficiencia, inteligencia de mercados e innovación para incorporarlas a cadenas de valor locales o internacionales.
Para lograrlo se requieren tres líneas de acción. Primera: generación de instrumentos financieros y de negocios que potencien su capacidad para hacer negocios en conjunto. Se requiere crear herramientas financieras para que los fondos de pensión complementarios, de cooperativas financieras y de asociaciones solidaristas puedan invertirse en proyectos rentables con un alto impacto social. Estos pueden articularse bajo el esquema de inversión por impacto, ya probado en países como Inglaterra.
Segunda: reforzar los canales de comercialización de los productos de asociaciones para que el valor agregado social de sus procesos productivos pueda ser parte de su posicionamiento competitivo y les permita incorporarse a cadenas de valor globales.
Tercera: asistencia técnica para mejorar la eficiencia en la gestión de estas organizaciones y en sus procesos productivos.
Una política pública orientada por el concepto de ESS permitiría entender mejor el impacto de estas organizaciones en su conjunto y homogeneizar en la medida de lo posible las condiciones que el Estado ha creado para apoyarlas. Es el primer paso para desarrollar una regulación basada en un compromiso en el cual los incentivos a estas empresas se den a cambio del impacto en la generación de progreso social y no en incentivos per se asociados a una figura jurídica específica.
Fortalecer a las organizaciones de la ESS es importante para hacerle frente a retos como el desempleo masivo, la desigualdad, la reforma del Estado y la competitividad de los cantones.
Las organizaciones de la ESS buscan vivir sus valores a través de la producción y la comercialización en el mercado, reforzando la democracia al permitir que cada vez más personas sean empresarias. Cuando la desigualdad amenaza la estabilidad de las sociedades democráticas y los beneficios de la globalización, la ESS puede contribuir a que todos los costarricenses se beneficien de una sociedad libre, democrática y abierta al mundo.