Los unicornios no existen, aunque nuestros hijos nos digan lo contrario durante su niñez, la realidad es que en algún momento de nuestra infancia nos damos cuenta de que los unicornios no existen. Sin embargo, en el mundo de los negocios los unicornios son muy reales y se utiliza a esta criatura mitológica para describir a las empresas con una valuación de más de $1.000 millones que todavía no cotizan en bolsa.
Es el sueño de muchas compañías llegar a ser consideradas un ‘unicornio’ y muchos países están apoyando a las empresas a alcanzar este meta, creando ecosistemas de negocio para incentivar el emprendimiento en nuevas tecnologías; los esquemas de negocios actuales están en disrupción y se debe generar riqueza por medio de nuevas industrias. Bajo este contexto surge la pregunta: ¿cómo se atrae a un unicornio, tenemos lo que se necesita para tener nuestros propios unicornios en Costa Rica?
Nuestro país cuenta con una de las materias primas más importantes para proveer un ambiente propicio para la creación de estas empresas disruptivas: talento. Este elemento es clave, observamos como emprendimientos locales en tecnología sobresalen a nivel regional y mundial, con ideas innovadoras y la capacidad de escalarse. En muchos casos, profesionales que tomaron la decisión de abandonar sus trabajos actuales para capitalizar el conocimiento adquirido en empresas locales, regionales y globales, lugares donde identificaron una oportunidad de negocio y decidieron crear su propia empresa.
También hay casos de jóvenes profesionales que desde el inicio de su carrera tienen el ‘chip’ del emprendimiento y la innovación. Estos profesionales rompen el molde de lo tradicional, y en ocasiones, mientras hablamos de por qué no se pueden hacer las cosas, estos profesionales se encuentran en la búsqueda de cómo lograrlo.
Un gran mentor y amigo me dijo una vez que lo difícil es tener esa idea disruptiva o transformacional para cambiar las cosas, porque el capital para realizar esa idea se consigue. Efectivamente, existen varias incubadoras de empresas que están apoyando a empresas nacionales a dar ese primer paso, sin embargo, esto no es suficiente.
Este esfuerzo privado de capital tiene que estar acompañado de una estrategia a nivel país para apoyar el emprendimiento como una industria y que esta sea un motor de la economía nacional; anteriormente Costa Rica buscó la forma de incentivar industrias que hoy son generadoras de empleo y diversificaron la economía. Es muy importante continuar generando, incentivando y apoyando las alianzas público-privadas para generar mano de obra calificada y la infraestructura necesaria para apoyar el crecimiento de la disrupción tecnológica en el país, aunque ya existen esfuerzos importantes, debemos de acelerar todavía más el apoyo a los ecosistemas de negocios disruptivos o no tradicionales.
Las barreras geográficas no existen para los unicornios. Contrario a otras industrias, la capacidad de la tecnología para nivelar la cancha de juego permite a las empresas tecnológicas potenciar sus ideas a nivel global, los hubs o centros de innovación, se encuentran alrededor del mundo y no necesariamente la teoría del más grande aplica para estas empresas.
Si el país logra potenciar su capacidad para generar ideas, la posibilidad de contar con nuestros propios unicornios es mayor. No es un camino fácil, la innovación y la investigación requieren de un esfuerzo significativo, pero con ellos también vienen las posibilidades de generar resultados y abrir camino en nuevas industrias que hoy no existen.
Globalmente existen tendencias en tecnología como: servicios en la nube, blockchain, big data, inteligencia artificial, experiencias digitales, dispositivos en línea y ciberseguridad, por mencionar algunos donde las posibilidades de generar nuevas ideas y conseguir oportunidades de negocio son muy amplias. Enfocar una estrategia dirigida a incentivar negocios en estas tendencias es una manera de ampliar las capacidades de servicios tecnológicos que se ofrecen desde nuestro país al mundo.
Los unicornios también pueden nacer de una organización existente, la transformación digital de las empresas muchas veces son un catalizador de cambio y dentro de estas transformaciones existen oportunidades de crear e innovar para transformar el negocio ‘tradicional’ de la empresa; si muchas compañías se dedicaran al negocio que las vio nacer, muchas no existirían en este momento.
La transformación digital es un tema de las empresas punto. Si potenciar el capital físico e intelectual de las empresas actuales es parte del reto que todas las compañías enfrentan actualmente, ¿por qué no hacer de ello una oportunidad para innovar?
La pandemia demostró que la tecnología es para todos, a distintas escalas, pero nuestra población tiene un acceso importante a productos y servicios digitales de manera directa o indirecta, y por eso, la tecnología es parte de nuestro día a día. También existen oportunidades de negocio en la economía digital, la cual tiene el potencial de transformar la forma en que operan muchas empresas y también de crear nuevas compañías para satisfacer las necesidades presentes y futuras a todos los niveles.
En conclusión, la aceleración de la transformación digital es inminente y como agente de cambio tiene el potencial de transformar el rumbo de los negocios, los ciudadanos y las economías de los países independientemente de su situación actual.
En el caso de Costa Rica existen los cimientos para potenciar este cambio para beneficio de nuestra sociedad. Sin embargo, se deben de romper esquemas tradicionales con estrategias específicas con el fin de realizar un cambio que sea transformacional para el país.
Si el país logra potenciar su capacidad para generar ideas, la posibilidad de contar con nuestros propios unicornios es mayor. No es un camino fácil, la innovación y la investigación requieren de un esfuerzo significativo, pero con ellos también vienen las posibilidades de generar resultados y abrir camino en nuevas industrias que hoy no existen.
Rodolfo Fuentes es socio de Consultoría en Deloitte Latin America.