
Río San Juan, isla Calero, obstáculos a los migrantes cubanos y africanos, restricciones a la Cooperativa Dos Pinos y reclamos sobre isla Bolaños. ¿Cuál será el próximo invento del militar Ortega contra Costa Rica?
No contento con impedir la actividad partidaria opositora y satisfecho con vender el territorio nicaragüense a potencias extracontinentales, el guerrillero busca la confrontación para tratar de provocar unidad en torno a su repetida reelección.
Las elecciones en Nicaragua están cercanas y la paranoia de un falso líder lo impulsa a buscar protección absoluta para sus designios. No le basta con controlar el Poder Legislativo, haber transformado la Corte de Justicia en el bufete jurídico de su familia y el tribunal de elecciones en el departamento de electorales del sandinismo. Ortega, como todo tirano, aspira al poder absoluto.
La cooperación económica venezolana es administrada por su hijo (Albanisa), su familia también se ocupa de los negocios canaleros y tiene un pacto de colaboración con el sector oligárquico más tradicional, al que, emulando a Somoza, les ha dicho: “Hagan plata y no se metan en política, yo me dedico a ambas”.
La búsqueda de esta falsa unidad nacional lleva a que el patriarca sandinista, entrado ya en su otoño, busque la confrontación con sus vecinos del sur utilizando los instrumentos del matonismo machista leninista. Barcos con cañones para acosar a humildes pescadores artesanales.
Los costarricenses debemos ser prudentes, pero firmes en la reacción ante los exabruptos de este estrafalario y patético personaje. Evitar la xenofobia, son los sandinistas no los nicaragüenses; confiar en el derecho internacional, que buenos resultados nos ha dado; levantar muy en alto nuestra soberanía sobre isla Bolaños y denunciar políticamente a una dinastía familiar autoritaria que, como Somoza, busca pisotear a una democracia desarmada y apropiarse de un pedazo de nuestro suelo.