El pasado 2 de febrero, un sector mayoritario de la sociedad costarricense parece haber confirmado que se inclina por un cambio político. El Partido Acción Ciudadana (PAC) y el Frente Amplio protagonizaron preferencias electorales.
¿Es este protagonismo consecuencia del empleo de los “viejos” medios, como la prensa, la radio o la televisión, o de los “nuevos” medios, como las redes sociales? La presencia de los medios de comunicación, “viejos” y “nuevos”, es importante pero no agota la comprensión del dinamismo electoral.
En enero los debates le agregaron una nueva ventana a la discusión electoral. Además, el empleo creativo de las redes sociales y del “solo me hace falta su voto” del PAC, el discurso del miedo, impulsado por el Liberación Nacional y el Movimiento Libertario, no favoreció a sus impulsores.
El desenlace de esta campaña no se explica solo por los “viejos” o los “nuevos” medios. Los debates televisivos, “viejos”, pero muy escasos en la esfera pública costarricense, se compaginaron con las vibrantes discusiones en las redes sociales. Pero ni los debates, ni las redes sociales explican, por ejemplo, por qué el Frente Amplio se constituyó en una fuerza política y logra diputados en Limón, Puntarenas y Guanacaste, algo que no ocurría desde hace muchos años, cuando el trabajo de sindicatos bananeros permitía a la izquierda llevar más de un diputado a la Asamblea Legislativa.
En su conjunto, habría condiciones para ampliar el espectro político. La izquierda, el centro y la derecha enriquecerían la cultura política en Costa Rica. Todo depende de que el “narcicismo de la diferencias menores” no le robe el protagonismo al diálogo y al debate.