En el mes de abril, con la celebración del Día Internacional de la Salud, específicamente el 7 de abril, es un buen momento para identificar herramientas que nos permitan promover la salud física y mental, y fundamentalmente ante los padecimientos que más atentan contra el bienestar, tanto en las organizaciones como en la sociedad en general, como lo son el estrés y el burnout, intensificados por la preocupante situación de pandemia a nivel global.
Las condiciones de salud en el mundo han venido en deterioro. De hecho, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), asociado a la pandemia, en el continente americano aumentaron el estrés y la depresión, enfrentándonos a una crisis de salud mental nunca antes vista.
Costa Rica no es la excepción; de hecho, según una nota efectuada por Repretel, denominada “Vulnerabilidad socioeconómica incide en la salud mental de la población de Costa Rica”, en enero del 2021, basada en dos estudios efectuados por la Universidad Nacional y la UNED en el 2020, se indica que, el 61% de la población costarricense presentó en octubre pasado alguna sintomatología depresiva; un aumento del 50% al compararse con los resultados obtenidos en marzo de 2020.
Por otra parte, se menciona que un 43,7% de la población consultada presentó alguna sintomatología asociada con ansiedad generalizada severa, contrastando con los resultados en marzo pasado, cuando únicamente un 13,8% de las personas participantes manifestaron síntomas de ansiedad. Importante mencionar que la ansiedad guarda una estrecha relación con el padecimiento del estrés.
De manera que, si antes de la pandemia ya existían condiciones que propiciaban el estrés, más aún durante y posterior a la pandemia, con el temor, la incertidumbre y la tensión que esto ha provocado en la población; además de la presión que ha generado a nivel laboral por los protocolos, restricciones y coordinaciones que han tenido que efectuar los equipos de trabajo para salir adelante con sus tareas y la consiguiente readaptación a las nuevas circunstancias.
Por lo tanto, la crisis sanitaria, el cambio en la dinámica laboral, la crisis social y la incertidumbre, ha generado un aumento en la experimentación de estrés de las personas; y no únicamente en el 2020, sino que para este año se continua sintiendo el impacto de dichas condiciones.
Según la Organización Mundial de la Salud, el estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción. Además, cuando el estrés se da de una forma sostenida y crónica, se da paso al síndrome de burnout, conocido también como síndrome del quemado o síndrome profesional, que Cristina Maslach, psicóloga pionera en la investigación en burnout, lo define como una respuesta prolongada al estrés en el trabajo, un síndrome psicológico que nace de la tensión crónica producto de la interacción conflictiva entre el trabajador y su empleo. Dicho síndrome además fue declarado en el año 2000 como un factor de riesgo laboral.
Tanto el estrés como el burnout aquejan la salud social, la calidad de vida de las personas y el desempeño de los colaboradores en sus espacios de trabajo; generando algunas afectaciones como por ejemplo: ausentismo laboral, cansancio, pérdida de concentración, desmotivación y problemas interpersonales.
Ante este panorama, el autocuidado viene a ser una herramienta muy valiosa para promover el bienestar y el equilibrio en la vida de las personas. El autocuidado hace referencia a todas las prácticas y acciones que ejecutamos en procura de nuestra salud integral laboral, recurriendo incluso al cambio de hábitos que afectan directamente la salud.
La promoción del autocuidado en el trabajo es fundamental porque provee de herramientas a los colaboradores para promover la salud, sentirse mejor, más sanos, tranquilos y seguros. Con mayor capacidad para hacer frente a los desafíos de la vida cotidiana, a aquellos disparadores de estrés e incluso a nivel organizacional para prevenir, o bien identificar e intervenir, síntomas asociados al síndrome del burnout. Es fundamental promover el autocuidado en el trabajo, pues es una de las mejores formas de empoderar a los colaboradores en el tema de la promoción de su propia salud y fomentar un clima laboral saludable.
A continuación se mencionan algunas recomendaciones para promover el autocuidado y así combatir el estrés y el burnout:
1. Incentivar en la organización y con los colaboradores la importancia de efectuar una constante evaluación de la salud física y mental.
2. Desarrollar talleres de autocuidado, donde se explique qué es el autocuidado, se efectúen ejercicios de relajación; se desarrollen aspectos relacionados con la alimentación, la hidratación, así como conductas saludables.
3. Además, promover las pausas laborales durante las horas laborales, con el fin de incentivar momentos de esparcimiento y recreación; lo cual demás tiene un impacto positivo directo en el desempeño.
4. Ofrecer clases de actividad física, como aeróbicos, que permitan al personal tener una opción, en su propio trabajo, para impulsar el movimiento del cuerpo.
5. Brindar un servicio de alimentación saludable, de manera que los colaboradores puedan nutrirse adecuadamente mientras trabajan.
6. Promover sanas relaciones interpersonales entre los líderes y los colaboradores que tienen a cargo.
7. Incentivar espacios de expresión de emociones y conversaciones saludables en los equipos de trabajo, que de paso a la validación de sentimientos y a la búsqueda de soluciones a situaciones que puedan estarse tornando desgastantes.
Definitivamente el autocuidado es una de las estrategias e iniciativas más importantes que puede promover en su organización, pues como menciona Carolina Milla, Interim Senior Consultant de PageGroup, “Una empresa que fomente estos hábitos de autocuidado estará promoviendo un equipo más eficiente, comprometido con su trabajo y con relaciones laborales armónicas, teniendo como resultado que las personas logren un mayor equilibrio en sus vidas”.