El 2024 nos dejó una lección clara: el cambio climático ya no es una amenaza futura, sino una realidad palpable en Costa Rica. Sequías prolongadas, temperaturas récord, tormentas más intensas y cortes de agua han puesto en jaque nuestra capacidad de adaptación.
Uno de los efectos más preocupantes de esta crisis es la creciente presión sobre el acceso al agua. La disponibilidad se ha vuelto más inestable, afectando tanto a comunidades urbanas como rurales. Aunque Costa Rica cuenta con abundantes recursos hídricos, el acceso al agua potable ha disminuido del 95,7% al 89,9% de la población en los últimos años, según el Estado de La Nación. Pérdidas en las redes de distribución, infraestructura obsoleta y un sistema de alcantarillado deficiente agravan el problema. Con el cambio climático intensificando los fenómenos de La Niña y El Niño, la crisis hídrica solo empeorará.
La falta de acceso al agua no es solo un problema técnico, es un asunto social. El desabastecimiento ha provocado protestas, litigios y una creciente desconfianza en las instituciones. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Costa Rica necesita con urgencia una estrategia de financiamiento a largo plazo para mejorar su infraestructura hídrica y de saneamiento. Pero, ¿cómo plantear una solución a este reto?
Desde el sector privado, creemos firmemente que las alianzas público-privadas (APP) pueden marcar la diferencia. Estas colaboraciones permiten combinar la inversión y el conocimiento del sector privado con la visión y regulación del sector público, creando soluciones sostenibles y escalables.
Un ejemplo tangible de este modelo es el acceso al agua en centros educativos. En nuestra experiencia con el proyecto Yo CosecH₂O, hemos visto cómo el trabajo conjunto puede generar soluciones efectivas: con el apoyo del sector privado, las escuelas reciben materiales y asesoría para implementar sistemas de cosecha de agua de lluvia, garantizando el suministro y promoviendo la educación ambiental.
En un contexto donde el cambio climático representa una amenaza creciente, es necesario avanzar más allá de la simple mitigación del impacto ambiental y promover la construcción de soluciones innovadoras y resilientes. El sector privado tiene la capacidad de contribuir significativamente a esta causa mediante infraestructura, tecnologías de eficiencia hídrica y modelos de reutilización de agua.

Si logramos establecer esquemas de cooperación eficientes, donde el sector privado aporte su experiencia y el sector público garantice un acceso equitativo al agua, Costa Rica podría avanzar significativamente hacia una gestión hídrica más sostenible. Las alianzas público-privadas pueden ser el motor que impulse cambios reales, implementando soluciones innovadoras que beneficien a toda la población. El desafío es grande, pero la capacidad de trabajar juntos y aplicar enfoques colaborativos puede marcar la diferencia.
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El autor es gerente para Costa Rica de Durman by Aliaxis.