Me pareció un cuento de terror y miedo que nos contaron en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en el 2015 sobre la enfermedad Mancha de Sol en el aguacate, así como los intentos actuales del exjerarcas del MAG por desligarse de toda responsabilidad por lo sucedido.
No nos queda más que confrontar los argumentos que nos dieron en su momento para justificar las medidas proteccionistas impuestas con la realidad palpable que se aprecia sobre esta actividad agrícola.
Como preámbulo debe quedar claro que hay un hecho y una realidad jurídica que es insoslayable y es que el responsable técnico y administrativo del Ministerio es el ministro del MAG; el Servicio Fitosanitario del Estado (SEF) está a cargo de MAG, bajo un esquema de mínima desconcentración (el SFE goza de personería jurídica instrumental que ha sido desarrollada por la jurisprudencia de la Sala Constitucional así como por la Procuraduría General de la República, en el sentido de que se trata de una personalidad que se otorga exclusivamente para efectos presupuestarios, los otros aspectos administrativos y los técnicos los sigue teniendo el Ministro).
Puntualizamos algunas situaciones y hechos relevantes:
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1. La decisión de cierre de la importación del aguacate de México en el 2015 fue responsabilidad del jerarca del MAG en aquel entonces.
2. Si la Mancha de Sol es una enfermedad tan desbastadora para los cultivos y con efectos tan severos desde un punto de vista económico, como dice el exministro Arauz, por qué la realidad de México es otra.
3. La producción de aguacate en México crece año con año en hectáreas y rendimiento. En el 2013 tenía 144.244 hectáreas con un rendimiento de 10,17 toneladas métricas por hectárea, en tanto que en el 2017 pasó a 188.723 hectáreas con un rendimiento de 10,76 toneladas métricas por hectárea.
4. La producción en ese país pasó de 1.644.226 toneladas métricas en 2015 a 2.029.886 TM en el 2017, con un crecimiento del 23,42%: Perú pasó de 367.110 toneladas métricas en 2015 a 466.758 toneladas métricas (según FAO), con un crecimiento del 27% en ese período.
5. El cierre de un mercado se debe de justificar previamente con bases técnicas. El aguacate azteca que ingresó a Costa Rica con requisitos mínimos por más de 25 años no infectó nuestras plantaciones.
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Miedo en vez de ciencia
¿Será que era fruta para consumo humano y no material de reproducción? ¿Será que la probabilidad de establecimiento o propagación por fruta para consumo humano es nula, como puede deducirse del hecho de haberse importado fruto mexicano por más de 25 años sin detectarse plantas enfermas en Costa Rica?
¿Será que el famoso desvío de uso no es un ejemplo a seguir sino una mala práctica que debe regularse aquí? ¿Por qué el titular actual del MAG reguló de forma tardía (setiembre del 2019) el uso de semilla de aguacate procedente de países con la plaga en vez de hacerlo desde un principio?
Tomando en cuenta que Costa Rica importó semillas o frutos aztecas por un cuarto de siglo, estamos hablando de 550 millones de unidades que ya habrían contaminado las plantaciones con Mancha de Sol. Además, el y SFE dice que Costa Rica está libre de esa enfermedad.
El volumen de las importaciones de aguacate cayó cerca de un 50% entre 2015 y 2019 debido a la restricción. Sin embargo, el valor del producto subió porque los orígenes se encuentran más lejos y tienen un precio promedio superior al producto mexicano.
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Desde un inicio el tema de la Mancha de Sol se manejó con una visión de miedo y terror, y no con ciencia y técnica, como dicta la normativa internacional que indica que debe de ser con base en riesgo (probabilidad).
El especialista mexicano, Salvador Ochoa Ascencio, quien participó en el Congreso Latinoamericano del Aguacate en 2013, envió una nota que dice “…el comentario que realicé estuvo referido al efecto de viroide en un árbol infectado y no en relación a su distribución en la superficie cultivada…” con relación al estado de Michoacán, esta fue la base de decisión del MAG.
Las lecciones aprendidas en el caso del aguacate serán discusión por años en las aulas de universidades como ejemplo de cómo no hacer las cosas bien.