Conocer los destinos paradisíacos de Costa Rica pero sin perder demasiado tiempo en traslados es lo que buscan los turistas que deciden arrendar un vuelo privado o chárter. Esta opción les permite además manejar sus horarios a conveniencia, sin las restricciones de vuelos comerciales.
Los precios de arrendamiento de aeronaves varían dependiendo del destino, la capacidad y por supuesto de la unidad. Es posible alquilar desde jets hasta helicópteros. Nuestro país tiene una robusta red de aeropuertos y aeródromos que pueden recibir a los vuelos no itinerados, pero últimamente se ha generado un pico de solicitudes de operaciones particulares que obligó a las autoridades de Aviación Civil a trasladar las operaciones al Tobías Bolaños para desahogar al Juan Santamaría y al Daniel Oduber.
Pero los viajes privados no son solo con fines turísticos ni exclusivos para celebridades, también llegan empresarios destacados principalmente de Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa para hacer negocios en suelo nacional y ahí quienes los rentan para realizar tomas aéreas de la flora y fauna costarricense para proyectos audiovisuales.
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El Financiero consultó a dos empresas que ofrecen vuelos privados en el país para conocer sus precios, características de las aeronaves, destinos preferidos y el perfil de los clientes que contratan su servicio. Estas compañías están domiciliadas en el país, pero es posible encontrar en la web opciones de negocios extranjeros que ofertan vuelos a Costa Rica.
La oferta
Helijet es una compañía que desde 2009 está en este negocio de arrendamiento de aviones y helicópteros. Su flotilla está compuesta por hasta cinco tipos de helicópteros con distintas capacidades y características y la misma cantidad de aeronaves, entre los que destaca el jet Phenom 300, el único de su clase autorizado en el país.
“Hay una diferencia entre las horas de vuelo entre aviones y helicópteros, los aviones pequeños promedian entre $700 y $1.000 por hora, los que son un poco más grandes entre $1.500 y $2.000. Los helicópteros monomotor oscilan entre los $2.000 y $3.000 y los bimotor van de los $3.000 a los $5.000″, explicó Mauricio Alpízar, gerente general de la compañía.
Alpízar indicó que los destinos preferidos de sus clientes son La Fortuna, Manuel Antonio, Jacó, específicamente a Los Sueños, Uvita, Santa Teresa, Nosara, Papagayo o Liberia, pero que se adaptan a los deseos de los turistas. Incluso, es posible arrendar un jet privado a Miami con un costo de $30.000.
De acuerdo con el gerente la mayoría de los clientes los contactan por correo electrónico o whatsapp para solicitar una cotización detallada que incluya la ruta, fechas y la aeronave ideal para su viaje. Una vez que el interesado la recibe y la acepta, se formaliza el contrato de servicio que incluye los términos y condiciones de pago, para posteriormente enviar la confirmación final con todos los detalles.
Otro ejemplo es la compañía Carmon Air, fundada por Everardo Carmona y que actualmente cuenta con una flota de ocho tipos de aviones y dos helicópteros. Cada uno tiene características específicas acorde con los objetivos del cliente.
“El precio promedio de un vuelo charter anda entre unos $1.980 hasta unos $5.500, dependiendo de la ruta y del avión. Hay vuelos de $7.000 en adelante pero son orientados a retiros de surf, de yoga o de ayahuasca, recorremos todo el país, son multidestino por decirlo de alguna manera. Lo que Carmon Air cubre es un mercado muy VIP que quiere optimizar el tiempo de sus vacaciones volando con nosotros”, explicó Everardo Carmona, propietario de la compañía.
Ambos empresarios confirmaron que en la pandemia se aceleró la llegada de vuelos de este tipo porque Costa Rica se destacó como un destino seguro, con protocolos de salud robustos y con una oferta turística que seduce a los extranjeros de mayor poder adquisitivo. Esto se suma a la posibilidad de que en un vuelo privado se resguardaba más la seguridad al minimizar el contacto con otros pasajeros.
Este apetito del alquiler de aeronaves también es un reto para los oferentes, pues la exclusividad de sus clientes les obliga a actualizar constantemente su flotilla. “Este público no acepta volar en un avión viejo”, agregó Carmona.
Otro punto interesante es que la mayoría de este público tienen propiedades en zonas exclusivas del país y vienen una o dos veces al mes a visitarlas. Las compañías que brindan estos servicios apuestan a generar contratos de larga duración con estos clientes.
Destinos disponibles
EF también investigó la red de aeropuertos y aeródromos disponibles para atender las operaciones privadas. Entre las opciones, tanto las públicas como privadas, se contabilizaron 26, sumando los aeropuertos internacionales, los repasamos en la siguiente tabla.
Según Aviación Civil, para autorizar el servicio de vuelos no itinerados debe presentarse una solicitud con mínimo dos días de antelación, la cual debe incluir, entre otras cosas, datos de la empresa solicitante, tipo de vuelo (si es privado o de carga), aeropuerto al que arribarán y la ruta que tomarán. La lista completa de requisitos está disponible en este enlace.
Los pasajeros de este tipo de aeronaves suelen ser extranjeros en su mayoría de un alto poder adquisitivo y por lo tanto deben cumplir con los mismos requisitos migratorios que los viajeros convencionales, como chequeo del pasaporte y del equipaje. La principal diferencia es que el trámite es más expedito.
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Mientras el negocio de vuelos privados crece, los principales aeropuertos del país mejoran su infraestructura para atender la demanda de este sector. Por ejemplo el Juan Santamaría tiene operando desde 2019 su terminal de vuelos privados, mientras que en el Daniel Oduber se pretende construir otra que necesitará una inversión de al menos $1,5 millones.