El gigante británico de la telefonía móvil Vodafone anunció este martes que planea suprimir 11.000 puestos de trabajo en los próximos tres años para intentar impulsar su competitividad tras unos resultados insatisfactorios.
Esto representa algo más del 10% de la planilla de la empresa, que era de 104.000 trabajadores en 2022.
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“Nuestros resultados no han sido lo suficientemente buenos” y “Vodafone debe cambiar”, afirmó la nueva consejera delegada, Margherita Della Valle, al tiempo que la compañía anunciaba su balance para el ejercicio 2022/2023.
El grupo registró un estancamiento de sus ingresos, con 45.700 millones de euros (unos $50.000 millones), con buenos resultados en África pero malos en Europa, que es su principal mercado.
"Simplificaremos nuestra organización, eliminando la complejidad para recuperar nuestra competitividad", añadió Della Valle, nombrada consejera delegada con carácter permanente a principios de mayo, tras cinco meses como consejera interina.
Su predecesor, Nick Read, dimitió a principios de diciembre tras cuatro años en el cargo marcados por una fuerte caída de la cotización de la empresa.
Esta realiza desde hace varios años una reestructuración que llevó a la empresa a centrar sus actividades en Europa y África.
La semana pasada, Vodafone y Emirates Telecommunications (e&), que se convirtió hace un año en el mayor accionista del gigante de telefonía británico, anunciaron un acuerdo de “asociación estratégica”.
El grupo e&, que aumentó progresivamente su participación en el operador británico durante el último año hasta alcanzar un 14,6% del capital, fue designado oficialmente "accionista de referencia de Vodafone".
El anuncio de supresión de empleos se inscribe en un contexto de crisis en el Reino Unido por el disparado coste de la vida, con una inflación que no baja del 10% -la más alta del G7- e incertidumbre económica.
En los últimos meses, también varios gigantes tecnológicos estadounidenses suprimieron decenas de miles de puestos de trabajo.