Los encadenamientos que genera el turismo rural comunitario (TCR) de Costa Rica permite emplear a unas 1.500 personas al año, de los cualas 862 son locales y el resto fuera de las comunidades.
Este es uno de los beneficios que brinda este tipo de actividad económica, de acuerdo con el estudio "Aportes del turismo rural comunitario en Costa Rica", elaborado por Sergio Salazar Arguedas, asesor estratégico del Instituto Nacional de Fomento Cooperativo para la Cámara Nacional de Turismo Rural Comunitario (Canturural) entre julio y setiembre de este año.
En relación con los ingresos que genera el TRC, anualmente en promedio alcanza ¢16.450.000 por organización. Ello representa un ingreso mensual aproximado de ¢1.300.000. Sin embargo, las diferencias son muy marcadas entre los montos promedio de ingresos anuales, pues se pueden encontrar ingresos anuales por ¢500.000 en unas y de ¢30.000.000 en otras.
Para obtener la información utilizaron las bases de datos de los afiliados a Canturural y otras Cámaras similares y se logró conversar con 42 de 74 organizaciones, que representan un 56% del total registrado. En la región central se entrevistó al 89% de las empresas, en el Pacífico central el 69%, la región Huetar Atlántica el 64%, la Huetar Norte el 57% y en el Pacífico Sur y el Pacífico Norte se tuvo una cobertura de 43% y 44% respectivamente.
¿Qué aportan a las comunidades?
Entre las características más positivas que resaltaron los empresarios es que esta actividad turística les permitió diversificar la economía de la zona y proteger los recursos naturales; pero han tenido que enfrentar el aumento en el precio de la tierra y en la inseguridad ciudadana.
La clave del TRC es el impacto directo que genera en la comunidad. El 50% de las asociaciones encuestadas afirmó que ha realizado gestiones por mejorar el acceso a telefonía en el ámbito local, el 48% ha hecho negociaciones y aportes para la mejora de caminos, el 43% ha incidido en la mejora de servicios de salud y el 36% lo ha hecho para la mejora en educación pública.
Otro componente importante en este tipo de desarrollo es el aporte cultural. El 90% indica que ha hecho esfuerzos por promover la historia local, el 71% la gastronomía, el 64% ha realizado esfuerzos por recuperar la infraestructura productiva y el 62% identificó la promoción de tradiciones culturales.
El tercer pilar del turismo rural es la protección del ambiente. El 76% de las organizaciones realiza actividades de protección de zonas de bosque, el 60% ejecuta acciones de educación ambiental, el 55% de ellas indicó proteger una especie nativa, la mitad de ellas protege alguna cuenca o realiza algún programa de reforestación.
¿Cómo inician y cómo se mantienen?
Al tratarse en su mayoría de pequeñas y medianas empresas, el dinero siempre resulta un inconveniente. De acuerdo con el estudio el 30% inició su negocio con apoyo de cooperación internacional, el 6% con un crédito (interés propio), el 4% mediante donaciones, el 4% se refirió a otros aportes (no indicado), el 2% con fondos IMAS y el 2% con el apoyo de Upanacional.
Actualmente el 75% opera con recursos propios, 15% tiene créditos para financiar sus operaciones y el 10% de ellas en la actualidad necesita los recursos económicos de la cooperación internacional para funcionar.