La empresa Tesla anunció, este sábado 9 de octubre, la construcción de su primera fábrica europea y su director ejecutivo, Elon Musk, informó esta semana que trasladará la sede principal de la compañía de Silicon Valley, en California, a Austin, en el estado de Texas.
El fabricante estadounidense de vehículos eléctricos congregó, este sábado, a varios miles de personas cerca de Berlín para celebrar la construcción de su “fábrica gigante” en Alemania, con una ceremonia que parecía una inauguración a pesar de que la planta no está acabada.
Los participantes fueron trasladados en unos autobuses especiales a Grünheide, donde se formaron largas filas para acceder a la primera planta europea de Tesla, rodeada de varias polémicas.
"Quería echar un ojo. Tesla es un gran fabricante de automóviles muy innovador", explicó a la AFP Dominique, un ingeniero de 25 años presente en una ceremonia en la que incluso había una noria y tiovivos.
El acto se caracterizó por su ambiente festivo y moderno, con conciertos de música electrónica, visitas a la fábrica y puestos de comida vegetariana.
Elon Musk, el polémico propietario de Tesla, participó en la ceremonia e intentó leer algunas frases en alemán, aunque la mayor parte de su discurso fue en inglés.
"Con esta fábrica, queremos producir vehículos eléctricos no muy caros y en gran cantidad (...), y acelerar así la transición energética", dijo durante su aplaudida intervención sobre la primera planta de Tesla en Europa.
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Con este acto de "puertas abiertas", el grupo estadounidense quiere calmar las críticas de numerosos habitantes.
Tesla se benefició de un polémico procedimiento excepcional que le permitió empezar las obras en 2019 antes de recibir un permiso de construcción.
Desde entonces, las autoridades locales no han emitido ningún permiso definitivo que evalúe el impacto ambiental de las obras, aunque ya están casi terminadas.
Esta situación excepcional indignó a numerosos vecinos, que expresaron su preocupación por el impacto de la planta en la biodiversidad y en los recursos acuíferos.
Algunos de ellos se concentraron este sábado por la mañana a un centenar de metros de la planta para manifestar su oposición al proyecto, con gritos de "Stop Tesla" o "El agua y el bosque no deben venderse a las ganancias privadas".
"¡Es increíble que se pueda construir una fábrica de este tipo sin autorización!", afirmó indignada Gurdrun Lübeck, de 69 años, una militante asociativa local.
Los opositores multiplicaron en los últimos meses las iniciativas para retrasar el proyecto, con manifestaciones, presentando recursos ante la justicia o enviando cartas públicas.
La Justicia alemana ya obligó el año pasado a Tesla a suspender la construcción debido al riesgo de destrucción de un hábitat natural de especies protegidas, como lagartijas y serpientes.
Una consulta pública sobre la concesión del permiso de construcción tendrá lugar hasta el jueves 14 de octubre.
Antes de esta fecha no se emitirá una autorización definitiva, que es indispensable para que la fábrica empiece a funcionar.
"Aún no hay ninguna fecha fijada" para entregar este permiso, explicó a la AFP la consejería regional de Medio Ambiente de Brandenburgo, la región donde se encuentra la fábrica.
La planta, anunciada por todo lo alto en noviembre de 2019, está situada en Grünheide, en la periferia de Berlín, y abarcará unas 300 hectáreas.
Dispondrá de una capacidad de producción de 500.000 vehículos eléctricos anuales y Musk ha previsto construir allí "la mayor fábrica de baterías en el mundo".
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Traslado de sede principal
Elon Musk informó a sus inversores, el jueves 7 de octubre, que su empresa trasladará su sede de Silicon Valley a Texas.
“Estoy emocionado de anunciar que trasladaremos nuestra sede a Austin, Texas”, dijo Musk en una reunión anual de accionistas.
“En todo caso, para ser claros, continuaremos expandiendo nuestras actividades en California”, añadió.
Musk sostuvo que las ventas de Tesla están creciendo con fuerza y que la compañía está aumentando las entregas a pesar de la escasez de chips de computadora y otros componentes.
Tesla tiene como objetivo aumentar la producción en su planta en Fremont, California, en un 50%, según Musk.
Sin embargo, esa planta está llegando a los límites de su capacidad, dijo.
Indicó que el costo de vida en Silicon Valley es más alto para los trabajadores, y los precios de las viviendas están fuera de su alcance, por lo que a menudo deben hacer viajes largos para ir a trabajar.
Musk se ha enfrentado a los reguladores en California y se encuentra entre las figuras tecnológicas de alto perfil que dejaron el estado por lugares con impuestos sobre la renta más bajos y menos regulación.