Biólogos, dermatólogos, químicos y otros científicos de todo el mundo trabajan para entregar respuestas en un tema que causa angustia: la pérdida irreversible de pelo en hombres y mujeres. Laboratorios y marcas cosmetológicas no se quedan atrás.
En este contexto, el problema de la caída es lo central: la escasez de pelo daña la imagen y autoestima y se asocia incluso con problemas de salud. El interés mundial por el tema capilar está exigiendo de la ciencia y de los laboratorios y marcas que nuevas realidades sean creadas para responder a la angustia que provoca la pérdida y deterioro del pelo.
Eso de que “el pelo que se va, no vuelve” es hoy una verdad a medias. En el universo de la ciencia y la cosmetología se hacen progresos, dice la francesa Anne Bouloc, PHD especializada en piel y pelo y directora de Relaciones Médicas de L’Oréal, quien participó en la reunión anual de profesionales latinoamericanos de Dermatología (Radla) a fines de abril en, Uruguay.
Néstor Carreño, dermatólogo especialista en enfermedades del pelo y director del Instituto Chileno de Restauración Capilar, explica que el mercado ofrece soluciones destinadas a mantener o recuperar los folículos pilosos (raíz) que aún son viables. Estos tratamientos consisten en la entrega de sustancias para ayudar a frenar la caída.
“Aunque no haya pelo, ese folículo puede volver a activarse con un buen producto. En lo personal, creo que solo las sustancias con efecto médicamente demostrado son eficaces. Por ejemplo, el finasteride, el minoxidil o el tutasteride. Pero deben administrarse con cuidado, porque no todos los pacientes los toleran”, explica.
Según el profesional, también se recomienda la utilización de vitaminas y nutrientes, cuyo fin es fortalecer el cuero cabelludo.
La esperanza está puesta en el cultivo y desarrollo de células madres. Es un terreno espinoso, pero a la vez muy promisorio.
Para Carreño, el estudio de estas células abriga esperanza porque permitiría renovar el cuero cabelludo y el pelo mismo. La regeneración celular que podría desarrollarse a partir de las investigaciones en curso podría permitir restaurar el pelo a nivel folicular. Pero, reconoce, aún falta mucho. A su juicio, los mayores avances se verán de aquí a diez años.
“De uno a diez en la línea de la investigación capilar, vamos recién en el tres. En el mundo, especialmente en Alemania, Estados Unidos y en países del Asia como China y Corea, el cultivo de células madres es una realidad. Estas células son totipotenciales (esto significa que pueden convertirse y diferenciarse a cualquier tejido del cuerpo), lo que permitiría recrear células pilosas en la cabeza de un paciente”, acota.
Pero no es tan simple. Una de las tareas que el proceso exige es el traspaso de “señales celulares” adecuadas, para que las células se transformen en células de aspecto y consistencia correctos.
En buenas cuentas, el nuevo pelo que resulte de la regeneración con células madre debe nacer y crecer con una sólida guía para imitar los patrones que el paciente ya tiene. Si es muy diferente o crece en la dirección contraria a la esperada, no sirve.
La solución, en el papel, parece muy simple, pero está lejos de serlo. Bastaría, dicen los expertos, con “sacar información” del mismo cuero cabelludo del paciente: un pedacito de piel que se reproduciría y cuyas células se cultivarían en laboratorio. Así se obtendrían muchos folículos nuevos, los que a su vez se incorporarían al cuero cabelludo en sus partes calvas. Al tiempo, saldría pelo nuevo. Al menos en teoría.