Lafarge Holcim, llamado a erigirse como el mayor grupo mundial de materiales de construcción, nacerá con amplios intereses en Latinoamérica, donde Holcim tiene una fuerte implantación y que, con la región de Asia Pacífico, ha sido en los últimos años uno de sus motores más potentes de crecimiento.
La complementariedad geográfica de ambas compañías fue presentada este lunes como una de las mayores ventajas de esta operación, que se realizará mediante el intercambio igualitario de acciones, una de la suiza Holcim por una de la francesa Lafarge.
Los dirigentes de ambas indicaron que el nuevo grupo tendrá un valor combinado de capitalización de 40.000 millones de euros, con un capital flotante del 70%.
El mercado aplaudió el anuncio de esta megafusión y premió a ambas compañías con movimientos que hicieron subir el valor de sus acciones, muy por encima del desempeño del mercado.
Por regiones, el consejero delegado de Lafarge, Bruno Lafont, destacó que su compañía aporta una fuerte presencia en África y Oriente Medio, mientras que Holcim ha desarrollado importantes actividades en Latinoamérica y Asia Pacífico.
La presencia de ambas en los mercados Europeos y de Norteamérica es equilibrada.
Al presentar a la prensa los detalles de la fusión, el presidente del Consejo de Administración de Holcim, Rolf Soiron, destacó que en Latinoamérica el grupo naciente genera una cifra de negocios combinada de 3.600 millones de euros.
El mayor centro de actividades de Holcim en esa región está en México, donde cuenta con más de 3.000 empleados y siete plantas con una capacidad de producción de 12,2 millones de toneladas anuales.
Su presencia se extiende a Brasil, Argentina, Chile y Ecuador, con más de un millar de trabajadores en cada uno de estos países, así como a Colombia, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica.
Con operaciones más modestas, Lafarge opera en Brasil, Ecuador, Honduras, México y Jamaica, y entre todos esos países ha creado más de 2.500 empleos en un total de 16 plantas de producción.
Los dirigentes de ambas compañías enfatizaron -cada uno en distintos momentos- que LafargeHolcim tendrá una presencia geográfica "mejor equilibrada" y que se extenderá a 90 países, entre los que considera a 73 como emergentes.
Precisaron que ningún país podrá concentrar más del 10% de la cifra de negocios del nuevo grupo con el objetivo de reducir los riesgos.
Los analistas de ambas firmas han proyectado que el 60% de las ventas conjuntas se realizarán en países de fuerte crecimiento y en países en desarrollo, donde las necesidades en infraestructura y en construcción de viviendas son inmensas, declaró Lafont.
Las desinversiones, por un valor de 5.000 millones de euros, que ambas compañías pretenden emprender lo antes posible para que su fusión sea autorizada por los organismos reguladores; se centrarán en Europa.
Nadie quiso en este primer día de anuncios nombrar a los países que serán afectados, pero tanto Lafont como Soiron aseguraron, en varios pasajes de su comparecencia ante la prensa, que no se perderán puestos de trabajo.
"Una desinversión no tiene efectos en el empleo existente porque se trata de pasar la propiedad de una planta a otro dueño", explicó el primero.
Lafarge tiene tres plantas de cemento en España y 40 centrales de fabricación de hormigón, en tanto que Holcim genera más de 700 empleos en distintas oficinas y plantas de producción de variados materiales para la construcción.
Para calmar los aires de descontento que levantó el anuncio de esta fusión, particularmente en Francia, Lafont aclaró que la sede de Lafarge "no se mudará a Suiza" , que ambas firmas mantendrán sus sedes operacionales y que el grupo Lafarge Holcim cotizará en las Bolsas de Valores de Zúrich y de París.